AMÉRICA CULPABLE
TODOS DEBERÍAN SABER LA VERDAD: CAPÍTULO 2
Por
Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra
³ “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo que no
deben temer el resultado de cien batallas.”
³ “Conseguir cien victorias en cien batallas no es el
colmo de la habilidad. Dominar al enemigo sin luchar es el colmo de la
habilidad.”
³ “Todos los hombres pueden ver estas tácticas mediante
las cuales conquisto, pero lo que nadie puede ver la estrategia de la que se
desprende la victoria.”
Sun Tzu, El Arte de la
Guerra
PRESENTACIÓN
En el
capítulo anterior iniciamos el proceso de representar, matemática y visualmente,
el estado de la tremenda disparidad económica entre diversos países y regiones
del mundo. Nuestro análisis se limitó a un solo parámetro macroeconómico, la
paridad del poder adquisitivo (PPA) per cápita, y a una sola herramienta
estadística, el promedio aritmético. Antes de proseguir con nuestra
investigación estadística y geo-económica del presente geopolítico y económico,
vamos a tomar una pequeña pausa parentética en este capítulo y en el siguiente para
iniciar el proceso simultáneo de comprender cómo hemos llegado hasta este
presente que deseamos captar.
Para comprender el mundo actual es indispensable tener en
cuenta que las divisiones sociopolíticas y las correspondientes disparidades económicas
de riqueza y de miseria, de prosperidad y de desesperación, de libertad y de
tiranía son fundamentalmente el resultado de las grandes colonizaciones
europeas de la última mitad del milenio pasado. La gran mayoría de las naciones
actuales de África y de Asia, y todas las naciones de las Américas y de Oceanía,
son el resultado directo de operaciones políticas, comerciales, y militares coloniales
europeas. De hecho el concepto mismo del estado-nación, que para la mayoría de
los eruditos encuentra sus orígenes en la Europa del siglo XIX[1],
es otro producto más de exportación de la cultura y civilización de ese
continente. Nuevos espacios geopolíticos que luego darían lugar a países
enteros se formaron arbitrariamente en Asia, África y las Américas, mientras
que culturas enteras, con frecuencia dispares si no es que enemigas, se vieron
forzadas a convivir dentro de los mismos. En pocas palabras: el carácter
geopolítico, económico y hasta cultural del mundo contemporáneo es el resultado,
directo más que indirecto, de las colonizaciones europeas que comenzaron hace
medio milenio y que continúan en buena parte hasta la fecha bien arraigados en
la mentalidad y en la realidad (psicología, sociedad, política, economía,
creencias, costumbres, infraestructura – cultura)
de los países ex-colonizados.
Los resultados de lo que podríamos denominar el síndrome de colonización – íntimamente
relacionado como el síndrome de estrés
postraumático que mencioné en el capítulo de Introducción – los vemos
constantemente en los esfuerzos fallidos en la mayoría de esas excolonias a la
hora de establecer una identidad nacional efectiva dentro de los parámetros de
la imposición de sus fronteras coloniales artificiales. Análoga a la comprobada
estrategia romana de “divide y conquista”, también heredada y puesta en
práctica con tremenda eficacia por parte de los imperios colonizadores de
Europa, es la estrategia de obligar culturas discordantes a convivir. Como
método de control sociocultural ha sido enormemente fructífero y exitoso,
asegurando en muchos casos una falta de solidaridad sustentable en cualquier movimiento
ideológico de alzamiento socioeconómico o político dentro de los países
afectados. La combinación, por parte de estas potencias europeas, del
mercantilismo (o comercialismo), del militarismo, y en algunos casos (como por
ejemplo el de España en Latinoamérica o de los EE.UU. con los afroamericanos en
cautiverio) de un programa de control mental a través de la religión, sigue proporcionando
– para el denominado Primer Mundo – tremendos
dividendos que en el actualidad contribuyen enormemente a una buena parte de
las disparidades económicas mundiales que observamos en el capítulo anterior.
A la luz de esta última observación en este capítulo vamos a
ver nuestro primero ESTUDIO DE CASO enfocado en un caso particular de la
historia del colonialismo europeo: las denominadas “Guerras del Opio”. En este
conflicto múltiple, Gran Bretaña desempeñó una campaña de operaciones bélicas a
favor del narcotráfico imperial y en supresión de la soberanía nacional de
China. Considero este caso muy importante para la actualidad por varios
motivos. Primero porque el imperio británico es el padre directo e indiscutible
del americano. Veremos más adelante en la serie “América Culpable” que los
EE.UU. manutuvieron una clara continuidad cultural, ideológica, y étnica con
respecto a la antigua madre patria británica, una continuidad que comparte con
otras excolonias como Canadá, Australia, y Nueva Zelanda, y que ha permitido a
la angloesfera un lugar predominante en el mundo. Podemos argumentar convincentemente
que los EE.UU. adoptan muchas de las estrategias y actitudes colonizadoras,
racistas, mercantilistas, militaristas e imperialistas británicas, pero
impregnadas de un fervor religioso-providencial conocido como el Destino Manifiesto. Esas estrategias
originales fueron después modificadas y perfeccionadas dentro de sus fronteras como
consecuencia de los siglos de esclavización del africano, del genocidio del
amerindio y del desahucio del amerindio y del mexicano, y fuera de sus
fronteras con la explotación y subyugación del latinoamericano. Por eso mismo
es tan iluminador estudiar este antecedente histórico entre Gran Bretaña como la
gran superpotencia de su época, y China, un país colonizado, explotado y
subyugado a consumir un veneno reconocido mundialmente como tal.
La segunda razón por la cual considero la Guerra del Opio
importante y relevante está en la substancia de la contienda misma que se
centra, como el nombre claramente indica, en el narcotráfico. Es decir, con las Guerras del Opio Gran Bretaña se
impone militarmente contra la soberanía de China, obligando a ésta a abrir sus
puertos y fronteras al comercio de una sustancia decretada ilícita por las
leyes chinas y reconocida como perjudicial a la salubridad del pueblo de aquél
país. Los efectos del tráfico impuesto de opio impuesto al pueblo chino fueron
tan devastadores a la población y a la cultura misma que difícilmente lograría
recuperarse aún siglo y medio después – si es que lo haya conseguido. Este caso
resulta de tremenda actualidad hoy en día precisamente dada la campaña
militarista internacional que los EE.UU. han lanzado en apariencia en contra del tráfico de sustancias ilícitas. Digo “en
apariencia” puesto que, como demostraré más adelante en la serie, la “Guerra” (o las guerras por los
numerosos frentes) “contra el
Narcotráfico” americana no es sino las Guerras del Opio pero a la inversa.
Para los ingleses los beneficios económicos de obligar a China a abrir sus
fronteras a la compra de opio a cambio de plata eran obvios. Sin embargo, lo
que ha pasado desapercibido por todos los historiadores del conflicto (al menos
que yo conozca) es el beneficio adicional
estratégico de socavar el desarrollo comercial, tecnológico, militar, etc., de
un posible competidor, asegurándose Gran Bretaña de este modo que el
“gigante durmiente” – como Napoleón había denominado a China – permaneciera en
una coma narcotizada indefinidamente.
Para los EE.UU. los beneficios de la Guerra contra el
Narcotráfico son incluso más ubicuos e insidiosos. Enmascarada como una guerra
“moral” para la protección de la salubridad de su propio pueblo, la Guerra contra el Narcotráfico (junto con la
Guerra contra el Terrorismo Global) tiene innumerables ventajas para el imperio
americano – como les demostraré más adelante en esta serie de América Culpable – entre ellos: 1) el establecimiento de una presencia militar
americana (y de inteligencia) en una lista creciente de países, muchos de
ellos lugares de valor estratégico económico, por ejemplo; 2) la militarización de sus propias fuerzas
policiales en pos del establecimiento de un régimen fascista-totalitario en
territorio americano, levemente enmascarado como una democracia, donde las
leyes selectivamente aplicadas permiten al gobierno eliminar a voces disidentes
a su antojo y conveniencia; 3) la continua
y garantizada venta de armamento militar; 4) la justificación de su creciente presupuesto de defensa alimentando
el complejo militar-industrial (denominado así por el Presidente Eisenhower);
5) la justificación legal de un programa
masivo de encarcelamiento y marginalización de minorías étnicas de color –
afroamericanos y latinos – en sus fronteras; 6) la desestabilización social, política y económica de países bajo su
esfera de “dominio” – el denominado “patio trasero” – de acuerdo a la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto; (7) la creación deliberada de toda una economía sumergida
que mantiene a comunidades enteras – ante todo afroamericanas, latinas y
latinoamericanas – en un ciclo pernicioso de delincuencia y morosidad moral a
la vez que en un estado de soporte económico vital básico: lo suficiente para
sobrevivir pero nunca para superar su condición, fomentando castas de color
alienadas dentro de América y propiciando el tercermundismo fuera de ella. Todos estos son algunos de las imputaciones
que iremos desarrollando conforme amasamos la evidencia sobre el asunto central
de esta serie: de qué es América Culpable.
No son meras difamaciones, son hechos
comprobables.
Tratando el tema de la ubicuidad de la influencia americana y
de sus nefastas consecuencias a nivel mundial, nos adentramos plenamente en el
segundo factor dominante en la formación del mundo actual: el militarismo y el mercantilismo transnacionales de la híperpotencia
americana, especialmente a partir de la caída efectiva del último imperio
europeo (Gran Bretaña) a mediados del siglo pasado. Los EE.UU., sobre todo a
raíz de la denominada “Guerra Fría” contra el comunismo y el socialismo
mundiales en general y contra la antigua Unión Soviética (Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas o URRS) en particular (“guerra” que comienza con la
conferencia de Yalta en febrero de 1945 y termina en agosto de 1991 con la
caída de la URSS), y las actuales Guerras contra el Narcotráfico y el
Terrorismo Global, tienen que comprenderse en términos de la extensión en el
presente de la tradición cinco-centenaria colonizadora europea. América efectivamente,
tanto con su militarismo difundido como con su mercantilismo ubicuo (actualizado
en forma de empresas transnacionales) – sigue el viejo paradigma imperialista
europeo, aunque eso sí, bajo el neologismo de una “híperpotencia”. Pero, a
diferencia de sus predecesores, América opera en la ausencia de competidores.
Efectivamente, en sus “tiempos” los portugueses, los españoles, los franceses,
los británicos, los daneses, los rusos, los holandeses, los italianos, los
belgas, los alemanes y hasta los suecos tuvieron que competir entre sí, sin
lograr ninguno una hegemonía total. Con la caída de la Unión Soviética en a
finales del siglo pasado la influencia desmedida de los EE.UU. se ha ido
convirtiendo en lo más cercano a una tiranía global absoluta que el mundo ha
conocido hasta la fecha.
TEMA DE DEBATE 1: Wikipedia ofrece la siguiente definición
de un término que desde la caída de la Unión Soviética solamente aplica a los
EE.UU.: “Una superpotencia internacional o híperpotencia, [es] un Estado con
una posición de incuestionable liderazgo en el sistema internacional, y con
la habilidad y los medios para tener influencia en eventos y en proyectos de
poder a escala global”. Discutan en sus grupos de estudio lo siguiente: ¿Cuál
es la diferencia entre una superpotencia internacional o híperpotencia y un
imperio?
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CAVEAT LECTOR: ¡UBÍQUENSE!
Pero precisamos enfatizar que el mayor problema no es la
cultura angloamericana en sí, sino las formas en las cuales las culturas subordinadas,
como por ejemplo la Latinoamericana (generalmente hablando), ha sido afectada
por la misma. Recientemente hubo un artículo en la revista ‘Contrainjerencia’, publicado
el 21 de abril del presente año 2013, titulado ‘La doctrina Monroe y las intervenciones de EEUU en América Latina’.[2]
El artículo se dedica principalmente a hacer un adecuado resumen de las
intervenciones militares de los EE.UU. en Latinoamérica a lo largo de la
historia (tema imprescindible para la obra presente) pero comienza con tres
párrafos de particular interés con respecto al problema de la falta de conciencia
sobre el verdadero rostro de América, de su ubicua e ignominiosa influencia, y
los efectos de la misma. Comencemos:
Hace décadas que en
nuestro continente se dejó de recordar términos políticos como “Doctrina
Monroe” y “Patio trasero de EEUU” en referencia a América Latina, como se dejó
de mencionar las reiteradas intervenciones militares directas de EEUU o las
indirectas conspirando y derrocando a Gobiernos o imponiendo otros.
Hasta ahí todo bien. Coincido con el
autor en que la conciencia latinoamericana ha experimentado lo que yo llamaría
“una gran omisión colectiva” en cuanto a la historia larga y relativamente
reciente de “reiteradas intervenciones militares directas de EEUU o las indirectas
conspirando y derrocando a Gobiernos o imponiendo otros”. Prosigamos:
No se trata de un
olvido o amnesia, sino la consecuencia natural de los cambios profundos
logrados en muchos de nuestros países, donde Gobiernos y pueblos se han
dedicado a la construcción de sus sociedades y economías tomando sus destinos en sus propias manos, abriendo un hermoso camino presente hacia el futuro de sus familias,
hijos y nietos. Este trajín de edificar el futuro no era para anclarse en
recordar un pasado ignominioso de las imposiciones del imperialismo norteño. [Énfasis en negrita mía.]
No sé qué irrita me más si la injusticia de la cultura
angloamericana o la patética ingenuidad de la latinoamericana que se resume con
la siguiente delirante, pero poética, frase: “tomando sus destinos en sus
propias manos, abriendo un hermoso camino presente hacia
el futuro de sus familias, hijos y nietos”. ¿Qué estaría fumando el
colega cuando se inspiró a tal brinco cerebral hiperbárico? Lamentablemente el
autor capta muy bien una actitud predominante en Latinoamérica, una actitud que
refleja la inconciencia y falta de perspectiva que surge precisamente de los
efectos de medio milenio de colonización y que contribuye a la ilusión de que
mediante sus propios medios políticos puedan lograr, sin efectuar grandes y
radicales transformaciones culturales,
cambios sociales y económicos que los rescaten de su perpetuo estatus de
tercermundismo. Es una actitud resultante de lo que Malcolm X llamaría la
“mentalidad esclava”, y lo que yo denomino
“mentalidad de colonizado”:
EL COLONIZADO
26 de octubre,
2012
Al que le
quede el saco que le apriete…
Lleva
arrastrando a la cadena de su presente
El ancla de su
pasado del que no se libera
De una
historia que ignora y de mitos
Y fantasías de
una gloria ancestral que añora
Pero que nunca
y jamás hereda.
Deplora la
disciplina,
Desdeña la
corrección,
Rechaza el
aprendizaje y detesta
La llamada de
atención a la falta propia
Pero con el
lamento del ajeno en la garganta
Vive de queja
en queja – eso sí le encanta
Y se resiente
y se espanta de cualquier consejo sabio
Que incluyan
un “tú mismo”, “cambia” o “levanta”
Así se planta
el Colonizado.
Adora a una idea
de su confianza y conveniencia
Hecho en su
imagen y apática semejanza
Que nada le
exige pero que todo lo perdona
Como una
estatua impasible
A la
aborrecible miseria humana.
Es lo que
emana del mentado
De sus
cuatrocientos años de arrodillado.
Condenado al
patíbulo de su propia fe
Sigue orando
al mismo dios sordo e inepto
Votando por el
político cuan más infecto
Tocando la
misma tecla en la vida
Y esperando
nuevo sonido…
Indiferente al
implacable pitido del tiempo que pasa.
Es la verdad
rasa del Colonizado.
Despilfarrando
la vida entre trancas libertinas
Pasiones
vanas, arranques sin subidas,
Y demás
desatinos desechables de su soberbia
Se declara
“¡libre!” en su condicionada mente
Pero en su
demente conformidad de necio iluso
Es recluso en
una realidad que no quiere ver…
La realidad de
ser… un Colonizado.
por Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra
TEMA DE DEBATE 2: ¿Cuál es el mensaje esencial del poema “El
Colonizado”? (1) Individualmente
transcriban la poesía en forma de ensayo captando lo que interpretan del
significado de su contenido; luego dentro de sus grupos de estudio (2)
discutan sus ensayos y lleguen a un consenso en cuanto a su comprensión, y
(3) discutan ese significado. ¿Están de acuerdo con el autor? ¿Sí? ¿No? ¿En
qué partes? ¿Por qué? Justifiquen sus respuestas.
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La estrategia más efectiva empleada por cualquier régimen opresivo
consiste precisamente en crear la ilusión de la libertad entre sus súbditos, en
hacer invisible los bloqueos y las desviaciones forjadas a lo largo de dicho
metafórico “camino” que privan a las masas colonizadas, dominadas de lograr su
propósito: nada oprime más y mejor que la ignorancia que conlleva al
desconocimiento de la opresión misma. Dada esa mentalidad latinoamericana tan políticamente
ilusa e ingenua, no es de extrañar la siguiente reacción cuando de pronto se le
cae la “capa de invisibilidad” de la fuerza colonizadora estadounidense:
Pero he aquí que el
exabrupto de John Kerry, secretario del Departamento de Estado de Washington
frente al Comité de Asuntos Exteriores del Capitolio, quien recordó a los congresistas que América Latina es su patio
trasero, al cual hay [que] volver con vigor. La amenaza, además de la
soberbia, era explícita, aún más en el contexto de la violencia desatada en la
Venezuela bolivariana como consecuencia del intervencionismo de EEUU. La ola de
indignación cruzó a lo largo y ancho del nuestro continente. Este punto ocupó
grandes espacios mediáticos y no será el tema del suplemento. Lo serán los
otros, los casi olvidados asuntos de la Doctrina Monroe, el patio trasero y las
múltiples intervenciones de EEUU en nuestro continente.
Podría dedicar toda una serie de libros al respecto[3]
– pero no es ese el propósito de la presente obra dividida en volúmenes, sino
precisamente de inculcar en la mente del lector, primordialmente el lector hispanohablante,
una visión comprensiva de la naturaleza de las fuerzas sociales, políticas,
económicas, educacionales, religiosas,
militares, etc., muchas originales de Europa y en el presente provenientes de
los EE.UU., las cuales siguen operando en Latinoamérica – y en las comunidades
afroamericanas, amerindias y latinas de los EE.UU. – precisamente para bloquear
y desviar a sus pueblos de ese “hermoso camino presente hacia el futuro de
sus familias, hijos y nietos”.
EE.UU. no tiene que “volver con vigor” al tratamiento de
Latinoamérica como su patio trasero – nunca dejó de hacerlo, como la Iniciativa
Mérida o el Plan Colombia demuestra. Consideren un artículo reciente (el 28 de
septiembre del 2013) publicado en la revista “RT en español” titulado “Fuerzas Especiales de EE.UU. se adentran en
Latinoamérica con la excusa de combatir el narcotráfico”[4]:
EE.UU. incrementa el uso de sus fuerzas de operaciones especiales en
América Latina y el Caribe abogando por las políticas de seguridad para la
región, según revela un informe conjunto presentado por tres centros de
investigación de EE.UU.
Según el informe elaborado por el Centro para Políticas Internacionales
(CIP), el Grupo de Trabajo para Asuntos Latinoamericanos (LAWGEF) y la Oficina
en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), bajo el pretexto de la
lucha contra el narcotráfico, EE.UU. usa cada vez más sus comandos especiales
para labores de capacitación e inteligencia en el terreno suramericano.
Entre tanto, al adentrase en el terreno, además de recopilar información
secreta de puntos estratégicos, los efectivos se familiarizan con las
peculiaridades de cada lugar, la cultura y los oficiales clave de los países en
los que podrían operar después, señala el informe.
En opinión del asesor para el Consejo sobre Asuntos Hemisféricos
Francisco Acosta, este despliegue de tropas se debería al masivo regreso de
militares de Afganistán e Irak que el Ejército necesita emplear de alguna
manera. "Creo que habría que entender esto en el marco de la llegada de
enormes contingentes de soldados de Fuerzas Armadas que estaban en Irak y en
Afganistán. Muy probablemente esto tiene que ver con la idea de tener una
fuerza militar ocupada", dijo en sus declaraciones a RT Acosta.
Una buena parte de esta serie ‘América Culpable’ se dedica a señalar los efectos desastrosos de
realidades actuales como por ejemplo, la Guerra contra el Narcotráfico en
países como México y Colombia, para resaltar la obviedad de la dominante y
sofocante presencia americana en toda Latinoamérica, la cual, por mucho que nos
quiera asegurar Calle 13 no “camina”, sino por los efectos actuales presentes
de medio milenio de dominio colonial, directo o indirecto, es un “Pueblo de
Nadie”:
PUEBLO DE NADIE
15 de noviembre,
2011
Tierra parca
de sueños
Almas de
esclavos
Pueblo que
implora dueños
Y se vende por
centavos
Tierra sin
piernas ni ilusiones
Caminan
arrastrados
Pueblo sin
visiones
Donde se paran
acostados
Tierra de
pesadillas
Ni a soñar se
atreve
Pueblo que
nace de rodillas
Y lo mediocre
promueve
Tierra de
futuro ausente
Pueblo sin
ídolos ni figuras
Colonizados de
cuerpo y mente
Héroes sin
bravuras
Tierra sin
riqueza de visionarios
Pueblo de
corruptos y vicarios
Exiliado de
guerreros
Desterrada de
sabios
Tierra de
fueros
Pueblo de
soberbias y apatías
Vacía de
causas
Repleta de
rebeldías
Tierra
ignorante que rechaza enseñanza
Tierra
supersticiosa y con eruditos resentida
Pueblo de
infancia malcriada
De juventud
desperdiciada y consentida
Tierra tan
pobre que solo el dinero adquiere
Donde el que
más tiene es el que vale
Pueblo sin
compromiso ni disciplina
Tierra
perdida, Pueblo de nadie
Por Shodai
Sennin J. A. Overton-Guerra
TEMA DE DEBATE 3: ¿Cuál es el mensaje esencial del poema
“Pueblo de Nadie”? (1) Individualmente
transcriban la poesía en forma de ensayo captando lo que interpretan del
significado de su contenido; luego dentro de sus grupos de estudio (2)
discutan sus ensayos y lleguen a un consenso en cuanto a su comprensión, y
(3) discutan ese significado. ¿Están de acuerdo con el autor? ¿Sí? ¿No? ¿En
qué partes? ¿Por qué? Justifiquen sus respuestas.
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ESTUDIO DE CASO: LAS GUERRAS DEL OPIO
El siguiente pasaje
sobre las Guerras del Opio es un extracto de una obra mía, “La Bitácora del Capitán Julio A. Wolf”[5].
El contexto es el siguiente: El protagonista-narrador tiene doce años de edad y
relata sus experiencias del año anterior viviendo en Inglaterra y estudiando en
un colegio inglés. Acaba de ser víctima de una humillante eyaculación verbal
racista por parte de una compañera (anglosajona) de clase, simplemente
representativa del racismo general dominante en la cultura inglesa – atributo
cultural que el protagonista reconoce que lo ingleses comparten con sus
descendientes norteamericanos. Como “justicia retributiva” contra los ingleses
el protagonista-narrador decide aprovechar el hecho de que tiene que escribir y
presentar un proyecto de historia como oportunidad para pagar a los ingleses
con algo de su propia moneda: humillándolos con la verdad histórica de su
propia inhumanidad. Incluyo no solamente el proyecto en sí, sino también la
parte del texto en el cuál el protagonista-narrador explica los eventos y
sucesos que le provocan junto con sus pensamientos, emociones, y conductas
resultantes. “Lizzie” es la muchacha que le humilla delante de la clase:
¡Ah sí!
Volviendo al asunto de Lizzie y cómo me sentía. Pues me sentí deshonrado y con
una cuenta pendiente no contra Lizzie en particular sino con todos en general,
incluyendo a Mrs. Jones. Es posible que alguien pensara que soy vengativo pero
yo no lo veo así. No se trata de venganza sino de justicia. A Mrs. Jones no se
le ocurrió en lo más mínimo castigar a Lizzie por humillarme aunque no tengo la
menor duda de que de haber sido al revés, si yo hubiera gritado: “¿Por qué
tengo yo que bailar con la más fea?”, por ejemplo, que hubiera acabado en el
despacho del director esperando una reunión con mis padres sobre mi tremenda
falta de “conducta civil.” De hecho me acuerdo cuando más adelante Mark le dijo
algo a Judith, otra muchacha americana bien desarrolladita, sobre sus frenos
dentales que le hizo llorar, acabó expulsado de la clase y delante del
director. Pero al igual que en Swavesey yo no contaba como ser humano hasta el
punto de que mis sentimientos eran por completo invisibles, inexistentes,
inconsecuentes (y cualquier otra palabra que empiece con “in” y que no resulte
“inmaterial” al caso. Jejejejeje.) El racismo te reduce a una nada, a un objeto
cuyo valor es desechable y provisional. Si fuera vengativo le hubiera puesto a
Lizzie chicle en el pelo. Eso hubiera sido vengativo, y aunque a veces hablo de
venganza en realidad no lo es, es justicia que no es lo mismo y es algo sobre
lo cual he tenido ocasión de pensar mucho. La justicia busca cambiar la actitud
de las personas para que aprendan a no volver a cometer la misma infracción
mientras que venganza es una cosa personal, que te da una satisfacción
personal. Claro que la justicia da satisfacción, pero lo que más da es un
remedio a la indignación por haber sido violado como ser humano. La justicia es
necesaria para que quede bien claro que lo que ocurrió no estuvo bien, no fue
aceptable, estuvo mal y que así es como se entiende y no se permitirá más. El
problema en las sociedades racistas es que el sistema no te da justicia contra
el racismo, así que no queda más remedio que asegurártela tú.
Después del
incidente con Lizzie tardé varios días en quitarme la sensación de humillación
y hasta mi compañera de clase reciente, Donna, de la que estuve siempre
secretamente enamorado, había notado que yo estaba apagado, pero por mucho que
me preguntara el por qué no se lo iba a decir. No me acuerdo ahora de cómo
llego Donna a ser mi compañera de clase pero fue maravilloso por una parte y un
tormento constante por otra, pero eso ya es otra historia. Recuerdo que de
pronto Mrs. Jones me llamó la atención por no haberle entregado aún el tema de
mi proyecto de presentación de historia. ¡Se me había olvidado por completo! Me
regañó delante de todos, como era su costumbre, diciéndome que como siempre yo
era el último en escoger un tema, como era mi costumbre, y que tenía menos de
dos semanas ya para la presentación y bla, bla, bla. Muchos de los alumnos,
amiguitos de Grimo, tomaron la ocasión para hacer propios comentarios como, “Sí
Julio, eres siempre el último”, etc. Estaba harto de todos y de pronto algo se
me encendió por dentro y me vino a la mente una idea que ya estaba cociendo de
alguna forma desde hace tiempo. Le dije a Mrs. Jones que me disculpara pero se
me había olvidado decirle que mi tema era “La historia de Hong Kong” y que ya
tenía avanzada mi investigación.
Eran dos
mentiras a medias. En realidad el tema que me vino a la mente era “Las Guerras
del Opio” sobre lo cual mi padre ya me había contado algo. Mi padre me había
contado en varias ocasiones que China y Gran Bretaña habían tenido una guerra
porque Gran Bretaña quiso forzar a China a que importara opio, una droga, que
estaba destrozando la sociedad china y llenándola de adictos, y que como
resultado de esa guerra fue que Gran Bretaña acabó con posesión de Hong Kong,
algo tremendamente vergonzoso. Sabía que si le decía a Mrs. Jones que mi tema
se trataba de “las Guerras del Opio” que muy probablemente me diría que “no era
un tema apropiado” o alguna otra de esas pijadas inglesas que te soltaban
cuando no tenían mayor motivo en realidad que decirte que porque no les daba la
real gana. Recuerdo que de pronto Donna me dijo: “¡Alguien está de mejor
humor!” Era cierto, “alguien” estaba de
mejor humor ya que ciertamente, como decía mi Yaya, “donde las dan las toman, y
al buen callar le llaman Julio” o “quien ríe al último ríe dos veces.” O sea,
dicho de otro modo y como dijo cierto romano, “la venganza es un plato mejor
servido frío.” Durante las próximas dos semanas me convertí en “ratón de
biblioteca.” […]
TEMA DE DEBATE 4: ¿Qué es la discriminación racial? ¿En qué
consiste y cuáles creen que sean sus efectos a largo plazo (a) en las
comunidades y (b) en los individuos que son sometidos a la discriminación racial?
Anoten sus respuestas individualmente y luego revísenlas como resultado de
sus discusiones en sus respectivos grupos. ¿Existe la discriminación racial
en sus comunidades? ¿Cómo se manifiesta? Conforme vayan estudiando esta serie
“América Culpable”, revisen sus respuestas y vayan anotando los cambios de
perspectiva que su nuevo conocimiento genera.
|
Me acuerdo que esa tarde que me recogió
mi madre en el colegio – cosa que yo detestaba y que mis compañeros luego se
burlaban de mi por ello – fuimos directos a la biblioteca para recoger todos
los libros que pudiéramos sobre lo que los ingleses muy astutamente llaman “la
guerra anglo-china” en vez de la guerra del opio. Le pregunté a mi madre que
por qué el cambio de nombre y me dijo que “guerras del opio” suena a lo que
era: una guerra vergonzosa por una causa vil. Eso me dio una buena idea para el
título.
Me instalé en uno de los dos comedores
grandes de la casa que tenía una mesa para sentar como a 10 o 12 personas y que
solamente usaba yo para mis trabajos del colegio, o para los dibujos de las
patentes. Era como mi oficina personal donde solamente entraba mi madre para
darme de comer. Sacamos el primer día muchos libros y mi madre pidió otros. Al
principio me sentía abrumado y me acordé del mismo problema que tuve unos años
antes con el libro de animales que estaba escribiendo: el no saber qué hacer
con tanta información. Mi padre me resolvió el problema al decirme que anotara
las ideas que sacaba de los libros en tarjetas de 4 x 6 pulgadas (10 x 15 cm) y
que en un lado escribiera la información y en la otra de donde venía, el título
del libro y la página, así después sería cuestión simplemente de organizar las
tarjetas en el orden que quisiera por si la información de las diferentes
fuentes se repetía o se solapaba. Así que por fin tuve un método para hacer mi
investigación. Recuerdo que lo primero que me motivaba era devolverles a los
ingleses en su propia moneda y no solamente por el incidente en la clase de
baile, y no solamente por muchos pequeños incidentes personales sino por cosas
mayores. No parecía haber un fin a las injusticias de los ingleses sobre todo
pero de los europeos en general sobre las personas de color – indios
americanos, indios de la India, negros de África, chinos. Por esas fechas por las tardes en la BBC
habían puesto en la tele una serie sobre el tráfico de esclavos de África a las
Américas y los millones de africanos que fueron trasportados y que murieron por
el camino. Las condiciones eran atroces y a veces me acuerdo que tenía
pesadillas en las cuales estaba siendo agarrado de los brazos y de las piernas
por hombres blancos, encadenado y metido en el fondo oscuro de un barco
negrero. Este reporte era mi forma de mostrarles quiénes eran a sí mismos, de
ponerles un espejo por delante de la misma forma que Gandhi hizo y que Martin
Lutero King Jr. hizo, pero claro en miniatura. Cuanto más leía, más me
indignaba. A veces estaba tan furioso que tenía que salir a dar unas vueltas
corriendo al redondel que era mi calle seguida de la de Reynolds. Aprendí algo
muy, muy importante: que la historia es una arma y que no conocerla también lo
es pero en tu contra. Cuanto más leía más empezaba a conectar y a entender del
mundo. Entendí que gracias a las guerras del opio, por ejemplo, llegaron muchos
de los chinos a América como siervos endeudados para trabajar en los
ferrocarriles, aprendí la importancia de la tecnología a la hora de protegerte,
y aprendí mejor la importancia del dinero, de la economía. Aquí voy a copiar en
mi mejor letra el proyecto que presenté en clase, aunque no voy a incluir los
dibujos:
TEMA DE DEBATE 5: El protagonista-narrador afirma que “la
historia es un arma y que no conocerla también lo es pero en tu contra”. ¿Qué
querrá decir con esto? ¿Cómo puede ser la historia “un arma”? ¿Con qué
propósito logra el protagonista-narrador convertirla en tal? ¿Qué tal es su
conocimiento de su historia nacional y universal? ¿Es satisfactoria? ¿Cómo se
enseña la historia en su sistema de educación – la convierte en “arma” para
sus ciudadanos? Comenten en sus grupos.
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LA HISTORIA DE HONG KONG: COLONIA Y VERGÜENZA BRITÁNICA
INTRODUCCIÓN
La historia de Hong Kong como
colonia británica, es decir, su adquisición como parte de los dominios de la
corona británica fue el resultado de uno de los episodios más vergonzosos de la
historia mundial, y definitivamente uno de los episodios más deshonorables de
la historia del imperio británico puesto que la posesión británica de Hong Kong
es un monumento viviente de su legado como el gran imperio traficante de drogas
del siglo XIX y comienzos del XX.
Durante más de un siglo Gran
Bretaña no solamente traficaba opio a China, sino que abusó del tremendo poder
militar de su armada para obligar a los chinos a abrir sus puertos a su
importación, distribución, y comercio a pesar de que el opio estaba prohibido
por la ley China debido al tremendo daño que causa su adicción.
El historiador británico Thomas
Arnold escribiría a su amigo W.W. Hull, el 18 de marzo de 1840, la siguiente
carta:
“Esta guerra con China… verdaderamente me parece tan malvada como para
ser un pecado nacional de la mayor magnitud posible, y me perturba muy
profundamente. ¿No hay nada que se pueda hacer por petición o de algún otro
modo para despertar las mentes de los hombres a la terrible culpabilidad que
estamos incurriendo? Realmente no me acuerdo, en cualquier historia, de una
guerra llevada a cabo con tal combinación de injusticia y fechoría. Las guerras
corrientes de conquista son para mí mucho menos malévolas que ir a la guerra para
sostener un contrabando, y ese contrabando consistiendo de la introducción de
una droga desmoralizadora, que el gobierno de China desea evitar, y que
nosotros, por el lucro de ganancia, queremos introducir a la fuerza; y en esta
pelea vamos a quemar y matar con el orgullo de nuestra presunta superioridad.”
En 1840 un
joven parlamentario conocido como William Ewart Gladstone – que luego se
convertiría cuarto veces en Primer Ministro de Inglaterra – denunció el
comercio del opio y la guerra que declararía Gran Bretaña contra China para
protegerse él mismo, dando el siguiente discurso ante el parlamento británico
en contra de la decisión de ir a la guerra contra China y en respuesta al
discurso del parlamentario de la oposición Thomas Babington Macaulay, que
acabaría ganando la moción por cinco votos:
“Los grandes principios de la justicia están involucrados
en este asunto. Serán obligados, aunque escapen de la
condenación de esta moción, para mostrar la causa de su presente
intención de ir a la guerra contra los chinos. Nos dieron aviso
de que abandonáramos el comercio del contrabando. Cuando se
dieron cuenta de que no lo haríamos, tenían el derecho de
expulsarnos de sus costas a causa de nuestra obstinación
en persistir en este tráfico infame y atroz. Yo no
soy competente para juzgar cuánto tiempo puede durar esta
guerra, pero puedo decir, que una guerra más injusta en su
origen, una guerra más calculada en su progreso para cubrir
este país con la desgracia permanente, no conozco, y
yo no he leído de ninguna.”
Y en
referencia al discurso de la noche anterior de Babington, que apelaba a
sentimientos patrióticos para justificar el ataque contra China, Gladstone
diría:
“El
honorable caballero de la oposición habló anoche en
términos elocuentes de agitar la bandera británica en la
gloria en Cantón. Todos conocemos los efectos de
exaltación que se producen cuando esa bandera ha
sido desplegada en un campo de batalla. ¿Y cómo es
que la imagen de esa bandera siempre eleva el
espíritu de los ingleses? Debido a que siempre se estuvo
asociada con la causa de la justicia, en oposición a la
opresión, con respeto de los derechos nacionales, con la empresa
comercial honorable, pero ahora, bajo los auspicios
del noble Lord esa bandera se ha hecho una bandera de
piratas para proteger a un tráfico infame.”
TEMA DE DEBATE 6: En el párrafo anterior el (ex-) Primer Ministro de Inglaterra William
Ewart Gladstone incluye en su discurso el siguiente comentario sobre la
función de la imagen de la bandera inglesa en elevar el ánimo nacional: “¿Y
cómo es que la imagen de esa bandera siempre eleva el espíritu de los
ingleses? Debido a que siempre se estuvo asociada con la causa de la
justicia, en oposición a la opresión, con respeto de los derechos nacionales,
con la empresa comercial honorable”. ¿Qué implica el hecho de que asocie la
bandera con “la empresa comercial honorable”?
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Los chinos estaban
familiarizados con el opio mucho antes de que los europeos comenzaran con su
contrabando de mercado negro. Comenzando
en el siglo XIII, los libros medicinales chinos recomendaron el opio para la
diarrea, la disentería, y otras enfermedades, pero los libros médicos también
advirtieron que había que usarse con cuidado puesto que “el opio mata como un
cuchillo.”
El confucionismo, la raíz de la
filosofía china, condenaba fuertemente el uso de drogas como el opio como una
ofensa a la devoción filial. Para el confucionismo, el cuerpo de un hombre se
le era entregado por sus ancestros como un eslabón de enlace con sus
descendientes. Cada pelo de su cabello y cada uña le era dado por sus padres;
por lo tanto, un hombre que destruye su propio cuerpo al tomar drogas se le
consideraba mostrando la mayor falta de respeto posible hacia sus padres. No
hasta el siglo XVIII se encuentran indicios de fumar opio en China.
En 1839 los fumadores de opio
chinos gastaron 100 millones de taeles (1 tael = 1 onza de plata), mientras que
los ingresos del gobierno chino serían solamente de 40 millones de taeles. La
pérdida de plata debilitaba enormemente al gobierno chino. Lin Zixu (1785 –
1850), escribiría al Emperador: “Si seguimos permitiendo que florezca este
comercio, en pocas docenas de años nos encontraremos no solamente sin solados
para resistir al enemigo, sino también sin dinero para equipar al ejército.”
De 1821 a 1834, el Emperador
Chino continuamente reafirmó su prohibición del opio promoviendo ocho decretos
prohibiendo fumar, comerciar, o traficar el opio. En 1838 el emperador impuso
la pena de muerte para traficantes chinos. En 1839, el Emperador mandó a un
comisario imperial especial, Lin Zixu, para poner un fin al comercio del opio
en el puerto de Cantón.
Lin Zixu dos veces envió cartas
a la Reina Victoria para buscar su intercesión. En su primera carta impresa en
el London Times, pedía a los británicos que cesaran todo el comercio del opio
debido a sus efectos dañinos. En su segunda carta argumentó que puesto que los
británicos habían hecho ilegales el comercio y el consumo de opio en
Inglaterra, que por lo tanto no deberían exportar esta sustancia adictiva para
dañar a otros.
“La
riqueza de China se usa para el beneficio de los bárbaros… ¿Qué derecho tienen
para usar esta droga venenosa para dañar al pueblo Chino?... Déjeme preguntar,
¿Dónde está su conciencia? He oído que su país estrictamente prohíbe fumar
opio… ¿Por qué permiten que sea pasado para que dañen a otros países? Imagine
que hubiera personas de otro país que llevaran opio para vender en Inglaterra y
sedujeran a su pueblo para comprarlo y fumarlo; sin dudas su honorable líder lo
odiaría profundamente y estaría amargamente alterado…. Naturalmente no desean
dar a otros lo que no quieren para sí mismos…”
A pesar de la elocuente carta
de Lin Zixu, los británicos se negaron a
cesar en su comercio del opio. Como respuesta Lin Zixu amenazó con cortar todo
comercio con Gran Bretaña y expulsar a todos los ciudadanos británicos de
China. Esto provocó las Guerras de Opio.
Las condiciones de la Segunda
Guerra del Opio fueron tan severas que China se negó a ratificarla. Como
represalia, 17,500 soldados británicos y franceses, invadieron la capital China
de Peking en 1859. El palacio imperial veraniego chino, que tardó 150 años en
construirse, fue saqueado y quemado, en octubre de 1860. Hasta los europeos se
escandalizaron por esta conducta. El autor francés, Victor Hugo, conocido sobre
todo por sus obras “Les Misérables”,
y El Jorobado de Notre Dame,
publicaría el siguiente artículo:
“Hay un
jardín asombroso en el este, conocido como el Palacio Veraniego; incluso todos
los artefactos valiosos de la catedral de Notre Dame de Paris juntos no son
iguales a la riqueza de este magnífico museo de arte oriental; un día, sin
embargo “dos ladrones”, allanaron el museo, devastando, saqueando, y quemando,
y se fueron de la mano riéndose con sus bolsas repletas de tesoros; uno de esos
ladrones se llaman Francia y el otro Bretaña.”
Simplemente, y por lo tanto, la
historia de Hong Kong como colonia británica es la historia de cómo los
intereses comerciales del Imperio Británico redujeron a su armada a meros
piratas y contrabandistas, y a la Reina Victoria a una vulgar traficante de
narcóticos. Por esa razón y por lo tanto para conocer la historia de Hong Kong
debemos llegar a conocer la historia de las Guerras de Opio, guerras que
tuvieron lugar entre 1839 y 1864 y durante las cuales China trató en vano de
proteger a sus ciudadanos de los males de esa droga mientras que Gran Bretaña
luchaba para obligar su venta. Solo estudiando este acontecimiento histórico
podemos comenzar a entender lo que significa Hong Kong y lo que significa su
regreso para China.
TEMA DE DEBATE 7: ¿Cuál
es la estrategia que emplea el protagonista-narrador contra los ingleses al
recordar los antecedentes históricos de Hong-Kong? ¿En qué se asemeja esa
estrategia a lo que anticipan que sea la serie “América Culpable” contra los
americanos?
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TEMA DE DEBATE 8: ¿Por
qué, a pesar de tanta oposición interna y externa, continuo el tráfico de
opio británico? ¿Qué implica esto sobre la naturaleza de las fuerzas que
impulsaron su continuación?
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El opio se
había usado en China durante más de 1000 años y hasta el siglo XVI se consumía
tragándolo crudo. El hábito de fumar el opio parece ser resultado del hábito de
fumar tabaco, lo cual comenzó a hacerse popular en los siglos XVI y XVII. La práctica de mezclar el opio con el tabaco
para fumarlo viene a ser una aportación de los taiwaneses que se extiende a los
chinos que habitan la zona litoral próxima a Taiwán, o sea, en las costas
orientales y sureñas de China, sobre todo en la ciudad de Guangzhou, conocida mejor como Cantón,
que está cerca de la isla de Hong Kong. No hay una historia de adicción al opio
en la China hasta finales del siglo XVIII y en el siglo XIX y eso es porque lo
chinos no estaban fumando opio sino algo que se llama “madak.”
Madak
es un opio crudo mezclando las hojas disueltas en agua y fumada en pipa. Madak
tiene como 0.2% de morfina, que es la droga activa del opio. La diferencia
entre el madak y el opio puro que traficaban los ingleses es que el opio de los
ingleses tiene un 10% de opio, es decir, es 50 veces más potente como droga que
el madak. El opio de los ingleses era tremendamente más adictivo que el madak,
reduce el ritmo cardiaco, lleva a una pérdida de peso, reduce el metabolismo y
las funciones vitales. Un adicto al opio es un esclavo a la droga, la cual se
convierte para él en algo tan necesario como comer y beber. Los efectos de la
abstinencia al opio son severos y hasta mortales, y para el adicto el obtener
una nueva cantidad se convierte en un asunto de vida o muerte.
TEMA DE INVESTIGACIÓN 1: Investiguen la historia de coca hasta
convertirse en el tráfico ilícito mundial en forma de cocaína. ¿Cuál fue el primer
uso de la coca vinculado al comercio y al control social? ¿Quiénes fomentaron
este uso?
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La
repentina disponibilidad fomentada por los ingleses al bajar el precio e
inundar el mercado y la potencia adictiva de una droga, hasta entonces
desconocida en China, explican la epidemia de adicción que esclaviza y paraliza
a la sociedad China en la época descrita.
El opio es una droga
tremendamente adictiva y sus efectos destructivos para el cuerpo y para la
voluntad de las personas era muy conocido mucho antes de las Guerras del Opio.
Los adictos pocas veces viven más de cinco años comenzados su adicción.
Los adictos del opio con
frecuencia vendían todas sus posesiones para pagar por su opio. Un grabado en
madera (véase el dibujo) de la época muestra a un hombre chino vendiendo a su
esposa además de sus bienes para pagar por su hábito.
La historia de las Guerras del
Opio, y por lo tanto de Hong Kong como colonia británica, comienza no en China
sino en Inglaterra y no por opio precisamente sino por algo que se llama la
“balanza comercial”. La balanza comercial se refiere a la diferencia entre los
costos de importación y los de exportación entre dos países. Si un país exporta
más al otro, se dice que tiene una balanza comercial favorable, sino es
desfavorable. Toda nación trata de exportar más en valor de lo que importa y
así mantener una balanza comercial favorable.
Para el 1800 más o menos,
Inglaterra no podía mantener una balanza de pagos favorable con China. ¿Por
qué? Porque durante el siglo XVIII – los 1700s – Gran Bretaña se había
convertido en una nación de bebedores de té, y ese té se adquiría de la China. Para 1840 se calculaba que una familia
promedia en Londres gastaba un 5% de sus ingresos en la compra de té. Los
impuestos de la importación y venta de té suponían un ingreso muy importante
para la corona británica, aproximadamente un 12% de sus ingresos.
Los británicos habían mantenido
una balanza comercial aceptable con China con la venta de algodón de la India a
cambio de té. Pero los chinos empezaron a comprar algodón del interior de su
país y a dejar de importar el algodón de la India.
Los británicos trataron de
encontrar otros productos para exportar a la China pero no tenían nada de
calidad que los chinos quisieran comprar. Entonces es cuando los británicos
empezaron a aumentar la exportación ilegal de opio como contrabando producido
en la colonia británica de Bengala, a pesar de que el emperador de la China
había prohibido el tráfico y la importación de opio salvo por cuestiones
medicinales ya que era bien reconocido que medicinalmente el opio tenía
propiedades útiles.
Así fue como el imperio de Gran
Bretaña se convirtió en el traficante de drogas ilegales más grande de la
historia, conscientemente enriqueciéndose a costa de la miseria y la
destrucción de otra raza de seres humanos. Las exportaciones ilegales de opio
aumentaron enormemente y se convirtieron en una parte importante de la economía
del imperio (véase la gráfica):
1700 – 200 baúles de opio (1 baúl pesa entre 60 y 65 kilos)
1770 – 1,000
1800 – 5,000
1820 – 8,000
1830 – 20,000
1838 – 40,000 baúles de opio – unas 6 millones de libras
1850 – 50,000 baúles de opio – unas 7.5 millones de libras
1853 – 80,000 baúles de opio – unas 12 millones de libras
Todo eso ANTES de que lograran
forzar a China a legalizar el comercio del opio después de la Segunda Guerra
del Opio en 1860. Las consecuencias para el gobierno chino eran mucho peores
que estas cifras puesto que el opio era caro y era más prevalente entre ciertos
sectores de la población:
1) Hombres jóvenes y de
mediana edad.
2) Funcionarios
públicos.
3) Soldados.
En los 1830s un funcionario
chino calculó que adictos al opio
constituían entre un 10 y un 20% de los funcionarios en el sistema central;
entre 10 y 20% del gobierno local; entre un 50 y 60% de los secretarios y
cargos menos del gobierno local, y los que NO eran adictos entre los solados
eran la excepción y no la regla.
TEMA DE DEBATE 9: Teniendo
en cuenta: a) la extensa adicción al opio presente en los 1830s, b) los
efecto a corto y mediano plazo (muerte) de su adicción, y c) que para 1906 se
calcula que hasta un 27% de la población masculina y un 3.5% de la femenina eran
adictos[6],
¿cuáles creen que fueron los efectos de la Guerras del Opio a largo plazo
sobre el desarrollo socioeconómico de China? ¿Cuáles fueron los efectos
políticos?
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Para 1830 el opio se había
convertido en la cosecha más valiosa del mundo. En 1904-5, por ejemplo, las
ganancias de este comercio ilegal para la corona británica fueron de £4,069,000
libras esterlinas. ¿Quién se beneficiaba? Aparte de los ingleses, otros
europeos, y los americanos, los contrabandistas y comerciantes chinos que lo
importaban y lo distribuían creando un mercado interior, nacional. Era un
mercado tremendamente lucrativo que contribuyó a la corrupción de oficiales,
funcionarios y militares del gobierno chino a todos los niveles.
TEMA DE INVESTIGACIÓN 2: Investiguen las ganancias monetarias para
la corona británica del tráfico de opio con China. ¿A cuánto equivale la suma
de £4,069,000 libras esterlinas en dólares actuales?
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La “East
India Company” era la compañía inglesa con licencia de la corona para comerciar
en Asia y abrieron el mercado chino creando una adicción al opio entre la
población. Al principio la compañía mantuvo la distribución limitada a una
pequeña cantidad para poder aumentar el precio. Por esos tiempos el consumo del
opio estaba limitado a la clase adinerada china, todavía no era una droga del
pópulo.
En 1817 la
corte de directores de la “East India Company” escribiría:
“Es nuestro deseo no fomentar el consumo del opio, sino por lo contrario
limitar su uso, o mejor dicho, abuso de la droga; y para este propósito, y por
tanto para los propósitos de ganancia, hacer que el precio al público, tanto en
nuestros como en los dominios extranjeros, sean lo más altos posibles… Si fuera
posible prevenir el uso de la droga por completo, salvo por propósitos
estrictamente medicinales, con mucho gusto lo haríamos, por compasión a la
humanidad.”
Pero la avaricia puede más que
la compasión. Dos años después y no obstante estas expresiones de preocupación
por la humanidad, la importancia comercial de la venta del opio demostró ser
más importante. En 1819, la “East India Company” empleó otra táctica para
aumentar sus ganancias, comenzando a distribuir cantidades masivas de opio a
bajísimo precio – e incluso ofreciendo cantidades como muestras gratuitas para
que los contrabandistas chinos distribuyeran entre los campesinos – inundando el mercado temporalmente para que
su producto estuviera disponible para las masas y creando un mercado enorme de
adictos a su producto.
En 1830 el
gobernador general de la India escribiría: “Estamos tomando medidas para
extender el cultivo de la amapola con vista a un aumento grande de
abastecimiento de opio”. El gobierno británico tenia enormes intereses en no
solamente mantener sino aumentar la cantidad de opio vendido en la China. La
plata ganada por la venta del opio no solamente ayudaba a pagar por el té
comprado a la China sino que causaría para China una muy desfavorable balanza
de comercio.
En 1833 el
monopolio de la East India Company fue eliminado y nuevos comerciantes entraron
al mercado chino del opio. La balanza de comercio entre Gran Bretaña y China
cambió aún más y con ello la dirección del flujo de plata. Para los 1830s China
gastaría 34 millones de dólares de plata mexicanos (que era la moneda
internacional de la época) para comprar opio.
Además de
aumentar el abastecimiento los británicos hicieron todo lo posible para
aumentar el comercio del opio. Sobornaron a oficiales chinos, ayudaron
organizar a los contrabandistas chinos en sus operaciones ilegales para que
pudieran distribuir opio al interior del país, y distribuyeron muestras
gratuitas, como mencioné antes, para crear un mercado de adictos.
Mientras
que un oficial chino próspero podría pagar una adicción, un trabajador chino se
gastaría 2/3 partes de sus ingresos en opio, olvidando, ignorando, y
abandonando a su familia para hacerlo. De ahí que el costo a la sociedad china
fuera enorme. La droga debilitaba a un gran porcentaje de la población y
algunos calcularon que un 10% de la población china usaba opio con regularidad
para finales del siglo XIX.
El gobierno chino debatió sobre
legalizarlo a través de un monopolio gubernamental como el de la sal, pero dado
al daño a la sociedad debido a los peligros de la adicción, en 1838 el
emperador decidió mandar a unos de sus oficiales más hábiles y confiables: Lin
Zixu, conocido también como Lin “Cielo Azul” por su claridad y entereza
profesional, para ir a Cantón y hacer todo lo posible para poner un fin al
tráfico.
Lin
inmediatamente hizo dos cosas:
1) Reunió a todos los adictos y
los sometió a un tratamiento forzoso, acabando con su adicción; y
2) Castigó fuertemente a todos
los traficantes que no cesasen en sus operaciones, incluso con estrangulaciones
públicas.
El tercer objetivo de Lin era
mucho más problemático ya que consistía en confiscar todos los almacenes y
reservas de opio de los comerciantes extranjeros y obligarles a que firmaran
promesas de nunca más tratar en opio y de aceptar ser castigados de acuerdo a
las leyes chinas de ser encontrados violando ese edicto. Esto último llevó a la
primera guerra del opio de 1839 a 1842.
La primera guerra del opio
comenzó entonces en 1839 cuando Lin enfrentó
a barcos extranjeros, la mayoría ingleses, y les obligó a que entregaran
su cargamento ilegal de opio. El capitán Elliot, superintendente de la flota
británica le pidió al gobernador de la India que le prestara todos los barcos
posibles. El gobernador general los envió a Hong Kong, una isla que servía de
centro comercial desde donde la flota británica protegía a los barcos de los
contrabandistas y de los traficantes de opio de las patrullas de la armada
China.
Los barcos de la armada
británica destruyeron los juncos de la armada china por docenas. Entre 1840 y
1841 las fuerzas navales británicas destruyeron toda la resistencia militar
china y al igual atacaron y destruyeron ciudades chinas de las costas del
Pacifico y de las riberas interiores. Usando lanchas cañoneras a vapor, la
Royal British Navy y sus marines navegando corriente-arriba por los ríos principales
chinos y atacaron las principales ciudades chinas como Chusan. Sobre el saqueo
británico de Chusan en 1840, la India Gazette, un periódico británico
escribiría:
“Un pillaje más completo no podría ser concebido. Toda casa fue
allanada, todo cajón y toda casa fue vaciada, las calles repletas de fragmentos
de muebles, pinturas, mesas, sillas, granos de todo tipo – y todo completado
por los cuerpos muertos o vivos de aquellos que no pudieron abandonar la ciudad
por las heridas recibidas por nuestros cañones… El saqueo terminó solamente
cuando no quedaba nada más para robar o destruir.”
El resultado de las Guerras del Opio
fue desastroso para China. Para el verano de 1842, la armada británica,
victoriosa en su campaña de ataque, pillaje y saqueo, estaba preparando para
bombardear la vieja capital china de Nanjing. Para evitar una devastación
similar a la sucedida en ciudades anteriores, el emperador chino no tuvo más
remedio que aceptar las demandas de los británicos y firmar un acuerdo de paz.
Este
acuerdo, llamado el Tratado de Nanjing, fue el primero de una serie de
“tratados desiguales” que abrieron a China al oeste y que marcaron el principio
de la explotación del país por poderes extranjeros. El Tratado daba derechos
extraordinarios a los ciudadanos y a las empresas británicas y de hecho privaba
al gobierno chino del derecho de soberanía sobre su propio país.
El Tratado
de Nanjing que se firmó el 29 de agosto de 1842 en un buque de guerra británico
anclado en la boca del río Yangtze, junto con un suplemento que se firmaría en
1843, incluía las siguientes cláusulas:
1) La isla de Hong Kong se
cedería a Gran Bretaña en perpetuidad.
2) China tendría que pagar una
indemnización de 21 millones de dólares de plata para pagar por el opio confiscado
y por los costos de la guerra.
3) Cinco puertos se abrirían a
comercio y residencia extranjera: Cantón, Amoy, Foochow, Shanghai, y Ningbo.
4) Pérdida de la autonomía de
China para regular sus tarifas sobre importaciones.
5) Derechos de “extraterritorialidad”
para todos los extranjeros en China, es decir, inmunidad a las leyes chinas.
6) Se le concede el estatus de
“nación más favorecida” a Gran
Bretaña, es decir, cualquier beneficio por tratado que tuviera China con
cualquier país aplicaría también a Gran Bretaña como “nación más favorecida”.
En 1844 EE.UU. y Francia extrajeron concesiones similares al gobierno chino, y
el escenario estaba listo para lo que un oficial chino describiría como China
siendo repartida como “una sandía” por las potencias extranjeras.
Curiosamente
no hay mención en absoluto del opio en este primer tratado, pero las
condiciones impuestas facilitaban sin lugar a dudas el contrabando de la
sustancia adictiva.
Antes de los 1830s había un
solo puerto abierto a los mercaderes occidentales, Cantón (Guangzhou) y
solamente una mercancía que los chinos aceptarían para comerciar: la plata. Los
comerciantes británicos y americanos, ansiosos de romper lo que percibían como
un desequilibrio comercial, se propusieron a importar el único producto que
podrían obligar a los chinos a importar: el opio.
Antes de
1828, grandes cantidades de monedas españolas de plata, el carolus, fluían dentro de china como pago a las comodidades
exóticas que los europeos deseaban; por lo contrario, en la década de los
1830s, a pesar del decreto que prohibía la exportación de oro amarillo y plata
blanca, solamente se importaron aproximadamente $7.3 millones en plata,
mientras que se calcula que se exportaron más de $26.5 millones de plata en
moneda, de $25.5 millones en sycee
(monedas de plata chinas), y más de $3.5 millones en oro – y todo en la compra
de opio.
DOS GUERRAS DEL OPIO
Hubo dos
Guerras del Opio, la primera durando desde 1839 a 1842 enfrentaría a China
contra Gran Bretaña, y la segunda, de 1859 a 1860, que enfrentaría a China
contra la fuerzas combinadas de Gran Bretaña y Francia. En ambas China se
mostró incapaz de defenderse contra la superioridad tecnológica de las fuerzas
militares de las potencias europeas.
La Primera Guerra del Opio:
Los
comerciantes británicos del opio en Cantón estaban furiosos por las medidas de
Lin Zixu contra el tráfico de opio. Buques de guerra y naves cañoneras
británicas fueron reunidos en el puerto de Cantón durante el próximo verano.
Las hostilidades comenzaron el 28 de junio de 1840, cuando dos buques
británicos bombardearon Amoy y Tinghai (una isla cerca de Shanghai). El tratado
finalizando la Primera Guerra del Opio fue firmado en agosto de 1842.
Lin Zixu se
convirtió en el chivo expiatorio de la catástrofe y fue culpado porque
supuestamente sus políticas radicales ocasionaron el desastre para China
incurriendo la ira de los extranjeros. Lin Zixu fue exiliado, deportado en
cadenas a Xin Jiang, un puesto en el noroeste de la China, y todas sus
propiedades fueron confiscadas. No obstante el trato de Lin Zixu, la ira de los
británicos no fue aplacada sino que tomaron ventaja de la debilidad de los
chinos obligándoles a firmar el Tratado de Nanjing el 19 de agosto de 1842, y
el tratado complementario conocido como el Tratado de Bague, en 1843.
Los EE.UU.
y Francia pronto se quejaron de que el Tratado de Nanjing daba a Gran Bretaña
demasiado control sobre el comercio en China y el Occidente, y exigieron
privilegios similares. No queriendo arriesgar otra guerra contra una potencial
occidental, China firmó otros dos tratados crueles y degradantes: el Tratado de
Wangshia con los EE.UU., el 3 de julio de 1844, y el Tratado de Whampoa con
Francia el 24 de octubre de 1844.
Irónicamente ninguno de los
tratados que resultaron de la Primera Guerra del Opio menciona el opio.
La Segunda Guerra del Opio:
En octubre
de 1856, los británicos acusaron a China de violar la provisión de
extraterritorialidad del Tratado de Bogue cuando unos oficiales chinos
registraron el “Arrow”, un barco de origen chino registrado como británico y
sospechoso de piratería. Gran Bretaña lanzó la Segunda Guerra del Opio para
expandir las provisiones de los tratados de la Primera Guerra. Los franceses se
unieron a la causa inglesa con el pretexto del asesinato de un misionero
católico en territorio chino.
Derrotada
por la alianza anglo-francesa, China fue obligada a aceptar el reprensible y
vergonzoso Tratado de Tientsin el 28 de junio de 1858. Este tratado
oficialmente legalizaba el comercio del opio en China; también obligaba a China
a abrir diez puertos más al comercio extranjero, permitir legados extranjeros
en Peking, abrir el río Yangtzé a comerciantes extranjeros, permitir misioneros
cristianos operar en China, y exigía que China pagara 6 millones de taeles de plata para indemnizar
a los victoriosos (4 millones para Gran Bretaña y 2 para Francia).
Puesto que
el acuerdo era tan severo, los chinos se negaron a ratificarlo y fue entonces
que los 17,500 soldados británicos y franceses saquearon Peking incluyendo el
Palacio Veraniego Imperial. Después de la destrucción de su capital, China fue
obligada a firmar el “Tratado de Peking” en 1860. Bajo este tratado
suplementario al anterior Tratado de Tientsin, China tuvo que, además de acatar
los dictámenes del tratado anterior, ahora ceder Kowloon a los británicos, y
permitir que misioneros cristianos compraran tierras y construyeran iglesias
libremente en China. Hasta Rusia, que no había participado en las hostilidades,
exigió parte del botín; y los chinos se vieron obligados a ceder parte de sus
tierras norteñas a Rusia incluyendo la ciudad de Vladivostok.
China quedó
devastada por las Guerras del Opio, tanto por los efectos directos de los
conflictos militares, como por los efectos sobre su economía, como por la
creciente oleada de adicción a la droga, como por la corrupción moral de sus
oficiales. En todos los sentidos posibles China fue desestabilizada por la
avaricia de las potencias europeas. Hubo
rebeliones, y alzamientos populares como
el del “Lotus Blanco” o la “Rebelión de los Boxers” en el verano del 1900.
TEMA DE INVESTIGACIÓN 2: Vean
el filme “Gandhi” (1982) con Ben Kingsley; analicen las actitudes acciones
generales del imperio británico en Suráfrica y en la India a la luz de este
ESTUDIO DE CASO sobre Las Guerras del Opio. Investiguen independiente la masacre
de Amritsar de 13 April 1919 (conocida también como la masacre de Jallianwala
Bagh y comenten sobre la brutalidad de los métodos de control empleados por
los ingleses para asegurar sus intereses imperiales.
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EFECTO DE LA CESIÓN DE HONG KONG Y DE LAS GUERRAS DEL OPIO
EN CHINA
Desde el
punto de China, el gran acontecimiento histórico de su historia moderna no fue
tanto las guerras del opio, sino el cambio radical de fortuna que sufren con
respecto a la Europa occidental. La dinastía de los Qin, fundada cuando Europa
aún estaba en su época medieval había sido rica y poderosa y ahora de pronto,
caída y humillada. La historia de China desde las guerras del opio ha sido un
intento por parte de China de recuperar su anterior poderío y riqueza en el
mundo.
Hasta las Guerras del Opio la
mayoría de los chinos creían que el cielo era redondo y que producía una
proyección circular sobre una Tierra cuadrada y aplanada. Ésta proyección
circular sobre la tierra era China. Fuera del círculo, otros países constituían
las esquinas de esa tierra cuadrada mientras que las gentes que vivían en esos
países extranjeros de la periferia se llamaban “bárbaros”. Así que China era el
“Reino Medio Celestial”.
Habiendo ascendido a las
alturas de una gran civilización, creyéndose el centro celestial del mundo – el
Reino Medio – con nada que aprender de los extranjeros, China entró en un
aislamiento autoimpuesto. Éste falso sentido de la superioridad fue destrozada
por las Guerras del Opio del siglo XIX. Estas guerras expusieron las débiles
estructuras sociales, económicas, y políticas de China. La humillación
ocasionada al perder las Guerras del Opio obligó a China a aprender del oeste.
Subsecuentemente, China ha pasado de una económica campesina a una breve
experiencia con el capitalismo en el siglo XIX a un comunismo político y
económico hasta la presente fecha.
Las guerras
del opio causaron también una revolución en las relaciones exteriores de China.
¿Qué son relaciones exteriores? Son las relaciones entre países soberanos. Esta
es una teoría europea, pero no es una teoría propia de los imperios chinos. La
realidad de los Qin era lidiar con diferentes países extranjeros de formas
diferentes; por ejemplo con los mongoles, conquistándoles. No hubo un
ministerio de asuntos exteriores en China hasta el 1900.
Hay una
tremenda ignorancia por parte del imperio chino, del emperador Qin, con
respecto a los adelantos tecnológicos del mundo exterior como resultado de su
sinocentrismo, el etnocentrismo chino
que por tradición ponía a China al centro del mundo y superior a los demás.
Claro está que durante el siglo XVII y principios del XIX China estaba muy
convencida de la importancia para el mundo occidental de sus productos, sobre
todo del té.
Para los
1770s la familia más humilde de Inglaterra pagaba entre 5 y 10% de sus ingresos
en té, y los impuestos sobre el té que venía de China a la India a través de la
East India Company suponían un 1/6 (12%) de los ingresos de la corona
británica.
A pesar de
que hay quienes digan que de no haber sido por el opio tarde o temprano hubiera
habido otro punto de provocación bélico entre el occidente y China porque China
simplemente no quería entrar en un libre comercio con las naciones
occidentales, lo cierto es que hay muy buenos motivos para concentrarnos en la
función que desempeña el opio en estas guerras que ciertamente justifica
llamarlas “las guerras” o “la guerra” del opio y no la “guerra anglo-china”
como la conocen los ingleses.
Inicialmente
exportada a China por la East India Company y luego a través de otras empresas
intermediarias como la Jardine-Mattheson y la Russel & Company de los
EE.UU., tremendas fortunas fueron
creadas a expensas de la miseria de los chinos.
CONCLUSIÓN:
Las
Guerras del Opio demuestran históricamente que la moralidad de la Corona británica
ha sido muy motivada por la ganancia económica a costa de la miseria de otros
países. A pesar de que algunas personas se manifestaron en contra del
contrabando del opio de las guerras en su protección dos cosas prevalecieron:
la avaricia de la corona y la indiferencia de las masas que a mi modo de ver es
solamente un reflejo del racismo que hasta hoy en día se manifiesta en las
formas de referirse a otras razas: wogs,
niggers, sambos, chinks, towel heads, coolies, etc. Las Guerras del Opio
demuestran que el Imperio Británico, del cual los ingleses son tan orgullosos,
parece ser fundamentado en esos dos principios: la avaricia de unos pocos que
se enriquecen de la explotación inhumana de personas de otras razas, y el
racismo del pueblo inglés, que lo permite. Al final de cuentas, la supuesta
grandeza del Imperio Británico se reduce a dos principios: la avaricia y el
racismo.
EL FIN.
TEMA DE INVESTIGACIÓN 3: El
estado de debilidad e inestabilidad socioeconómica prevalecientes en China durante
los siglos XIX hasta principios de los XX ha sido un tema contextual para
numerosas películas de artes marciales. A la luz de lo anterior, vean
el filme “El Duelo” con Jet Li (holgadamente basada en la vida del personaje histórico
Huo Yuanjia) y consideren la perspectiva internacional que se tiene del chino
como el “hombre débil de Asia” sobre la psicología del protagonista. ¿Cómo afectaría
esta imagen de debilidad la autoestima de la mayoría de los chinos?
|
Recuerdo lo
nervioso que estaba cuando por fin me llamó Mrs. Jones al frente de la clase
para leer mi proyecto que se había convertido en 38 páginas escritas, porque
nuestros cuadernos de historia se hacían con unas cuartillas tamaño de media
página. No estaba nervioso por tener que hablar delante de todos sino porque
temía que no pudiera llegar a mi conclusión. Antes de subir delante de la clase
mi compañera de entonces (ya me había cambiado Mrs. Jones de sentarme con Donna
porque siempre estábamos hablando en clase), una pelirroja fastidiosa llamada
Sharon, que siempre me decía lo bonitos que eran mis ojos y pestañas, se puso a
leer mi proyecto y anotarme correcciones en la ortografía. Cuando llegó a lo de
la reina como traficante de drogas quería tachármelo con su pluma y empezamos a
forcejear ahí en plena clase y Mrs. Jones nos llamó la atención diciendo que
otra interrupción así a nuestro compañero que estaba presentando y acabaríamos
ambos en el pasillo delante de la oficina del director y recibiríamos un cero
por el proyecto. Pero cuando Sharon llegó a la conclusión me escribió en un
papelito que no podía decir eso que todos me odiarían. Yo le respondí en el
mismo papelito: “¿Cómo sabría yo la diferencia?”, pero su comentario confirmó
lo que ya sabía y me puso bastante nervioso.
Por fin
llegó mi “momento estrella”. Cargué conmigo todos los libros que había usado
como referencia y tenía las páginas marcadas con papelitos metidos de donde
había sacado la información, que era lo que se nos había pedido. Puse más de
siete libros en el escritorio de Mrs. Jones. Puse las cuatro o cinco gráficas y
dibujos que había hecho también. Había practicado tantas veces la lectura yo
solo imaginándome este momento y también para mi madre que casi me lo sabía de
memoria. El corazón me palpitaba fuertemente y desde la primera crítica a la
corona esperaba que me echara Mrs. Jones de clase, así que ni le mire la cara,
solamente me puse a leer y a controlar mi respiración y mi ritmo. No nos habían
dado un tiempo preciso pero de todos modos estaba seguro de que mi presentación
era mucho más larga que la de cualquiera. Esperaba que en cualquier momento me
interrumpieran, me abuchearan, hasta que me echaran de la clase, pero no
sucedió nada. Me metí tanto en la lectura que no levanté la cara y perdí la
percepción de mi entorno completamente. Cuando llegué a mi conclusión pausé, el
corazón me bombardeaba en el pecho y sentí que iba a desmayarme. Tenía muy
presente lo que Sharon me había dicho, tomé una respiración bien profunda y
continué, lo leí todo.
Durante
unos largos instantes nadie dijo nada. Miré a mis compañeros de clase de uno en
uno y todos compartían una misma expresión vacía. De pronto oí a Mrs. Jones
decir: “¿Hay alguna pregunta?”. Nadie dijo nada. Después se dirigió a mí y me
dijo: “En el futuro asegúrate de que tu proyecto se adhiera más al título.
Gracias”, y la sonrisa de plástico.
Fuente: “La Bitácora del Capitán Julio A. Wolf”, por Shodai Sennin J. A.
Overton-Guerra
TEMA DE DEBATE 10:
¿Cuáles fueron las condiciones
culturales y tecnológicas prevalentes en China para que Gran Bretaña, y otras
potencias extranjeras, pudieran imponer su voluntad sobre la soberanía China?
Discutan en sus grupos.
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TEMA DE DEBATE 11:
¿Qué opinan sobre la naturaleza de las
operaciones del imperio británico en el contrabando y en las Guerras del
Opio? ¿Creen que hubieran hecho lo mismo contra una población blanca?
Discutan en sus grupos.
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TEMA DE DEBATE 12: Revisen las estadísticas en el capítulo
anterior en cuanto a la paridad de poder de adquisición per cápita de la
China. ¿Tendrá algo que ver la relativa pobreza de China con las
circunstancias que favorecieron y en las que se propiciaron las Guerras del
Opio? Discutan en sus grupos.
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TEMA DE DEBATE 13: Hagan una lista de los atributos propios de
un imperio militarista-mercantil en base a lo que las Guerras del Opio nos
enseñan por una parte, y por otra hagan una lista de las condiciones
culturales, sociales, tecnológicas, religiosas, etc., existentes en un país
que sean propicias para la explotación como colonia de un imperio
militarista-mercantil. Discutan en sus grupos.
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TEMA DE DEBATE 14: Comparen la paridad de poder de adquisición
per cápita de Hong Kong, colonia británica recientemente devuelta a China, con
la de China. ¿Cómo podemos explicar la tremenda diferencia? ¿Tendrá algo que
ver con que Hong Kong fue una próspera colonia británica cuya cultura,
sociedad y economía se benefició de esta influencia? Discutan en sus grupos.
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En
este ESTUDIO DE CASO sobre las Guerras del Opio vemos como un imperio integra el
uso de sus fuerzas militares para fomentar sus operaciones comerciales para su
obvio beneficio económico – sin consideraciones por el daño “colateral” que esto
pueda causar a otros partidos; podemos apreciar además los efectos devastadores
que esto puede ocasionar en la población sometida y explotada – efectos que
pueden determinar el futuro histórico del país. Las estrategias militares y
comerciales, las motivaciones económicas, los efectos culturales de las Guerras
del Opio son paradigmáticos (un modelo representativo) para comprender la
naturaleza de la colonización a la cual se vieron sometidos casi todos los pueblos
no-europeos a lo largo de los últimos siglos comenzando con lo que se conoce
como la “era de los descubrimientos” que las naciones europeas inician a
principios del siglo XV.
En otro ESTUDIO DE CASO
veremos cómo los EE.UU., en un proceso histórico paralelo al de Gran Bretaña
con China, obliga militarmente a Japón, contra su voluntad, a abrir sus puertos
al comercio internacional. Vemos la historia de este incidente descrita por parte
de la biblioteca del departamento de la armada naval americana (The Navy
Department Library):
En la segunda mitad del siglo XIX, Japón fue en gran parte una sociedad
cerrada, resistente a contactos diplomáticos y comerciales con el extranjero.
Los intentos de los Estados Unidos y otras naciones de establecer relaciones
formales con Japón fueron rechazados varias veces. En respuesta a esta
situación, en marzo de 1852, el presidente Millard Fillmore ordenó a Matthew C.
Perry comandar el escuadrón de la Marina de EE.UU. de las Indias Orientales y
establecer relaciones diplomáticas con Japón. Perry inicialmente entregó la
solicitud del Presidente Fillmore de un tratado a un representante del
emperador de Japón en julio de 1853. Perry volvió con una fuerza más grande en
1854, llegando a la bahía de Edo (Tokio), y obtuvo la firma de las autoridades
japonesas el Tratado de Kanagawa el 31 de marzo 1854. Como resultado de este
tratado de amistad permanente un cónsul EE.UU. estaba destinado en Shimoda, a
los buques estadounidenses se les permitió el acceso a los puertos de Shimoda y
Hakodate para obtener provisiones y marineros náufragos de buques
estadounidenses recibieron la asistencia de las autoridades japonesas. Este
tratado condujo a comercio importante entre Estados Unidos y Japón, contribuyó
a la apertura de Japón a otros países occidentales, y en última instancia, dio
lugar a la modernización del estado japonés. [7]
Lo
que el pasaje anterior no deja claro es el logrado propósito de intimidación por
parte del almirante Perry con su flota de barcos a vapor y cañones apuntando al
Edo. Los japoneses, dándose cuenta de que no estaban en condiciones de lidiar
una guerra exitosamente contra los EE.UU. optaron por abrir sus mercados al
comercio internacional pero a la vez modernizando
su cultura en el transcurso. En la diferencia sociocultural entre el Japón
y la China del siglo XIX vemos una buena parte del resultado de ambos países en
el siglo XXI. El denominado “milagro japonés”
es a su vez paradigmático de una estrategia exitosa contra la colonización depredadora
de las potencias europeas.
[2] http://www.contrainjerencia.com/?p=66010.
Accedido el 20/9/2013.
[3] De hecho
están en producción bajo el título ‘Lo que
hay que hacer’ y ‘Lo que tiene que
suceder’. He aquí una pequeña muestra a modo de introducción a la serie: http://boletindeanalisishispanista.blogspot.mx/2012/10/lo-que-hay-que-hacer-edicion-final-el-9.html
[5] Fuente: “La Bitácora del Capitán Julio A. Wolf”, por Shodai Sennin J. A.
Overton-Guerra
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