sábado, 19 de octubre de 2013

AMÉRICA CULPABLE - CAPÍTULO 2 Por Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra




AMÉRICA CULPABLE
TODOS DEBERÍAN SABER LA VERDAD: CAPÍTULO 2
                                                                Por Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra



³  “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo que no deben temer el resultado de cien batallas.”
³  “Conseguir cien victorias en cien batallas no es el colmo de la habilidad. Dominar al enemigo sin luchar es el colmo de la habilidad.”
³  “Todos los hombres pueden ver estas tácticas mediante las cuales conquisto, pero lo que nadie puede ver la estrategia de la que se desprende la victoria.”

Sun Tzu, El Arte de la Guerra
                                                                                                                                        
PRESENTACIÓN
En el capítulo anterior iniciamos el proceso de representar, matemática y visualmente, el estado de la tremenda disparidad económica entre diversos países y regiones del mundo. Nuestro análisis se limitó a un solo parámetro macroeconómico, la paridad del poder adquisitivo (PPA) per cápita, y a una sola herramienta estadística, el promedio aritmético. Antes de proseguir con nuestra investigación estadística y geo-económica del presente geopolítico y económico, vamos a tomar una pequeña pausa parentética en este capítulo y en el siguiente para iniciar el proceso simultáneo de comprender cómo hemos llegado hasta este presente que deseamos captar.
Para comprender el mundo actual es indispensable tener en cuenta que las divisiones sociopolíticas y las correspondientes disparidades económicas de riqueza y de miseria, de prosperidad y de desesperación, de libertad y de tiranía son fundamentalmente el resultado de las grandes colonizaciones europeas de la última mitad del milenio pasado. La gran mayoría de las naciones actuales de África y de Asia, y todas las naciones de las Américas y de Oceanía, son el resultado directo de operaciones políticas, comerciales, y militares coloniales europeas. De hecho el concepto mismo del estado-nación, que para la mayoría de los eruditos encuentra sus orígenes en la Europa del siglo XIX[1], es otro producto más de exportación de la cultura y civilización de ese continente. Nuevos espacios geopolíticos que luego darían lugar a países enteros se formaron arbitrariamente en Asia, África y las Américas, mientras que culturas enteras, con frecuencia dispares si no es que enemigas, se vieron forzadas a convivir dentro de los mismos. En pocas palabras: el carácter geopolítico, económico y hasta cultural del mundo contemporáneo es el resultado, directo más que indirecto, de las colonizaciones europeas que comenzaron hace medio milenio y que continúan en buena parte hasta la fecha bien arraigados en la mentalidad y en la realidad (psicología, sociedad, política, economía, creencias, costumbres, infraestructura – cultura) de los países ex-colonizados.
Los resultados de lo que podríamos denominar el síndrome de colonización – íntimamente relacionado como el síndrome de estrés postraumático que mencioné en el capítulo de Introducción – los vemos constantemente en los esfuerzos fallidos en la mayoría de esas excolonias a la hora de establecer una identidad nacional efectiva dentro de los parámetros de la imposición de sus fronteras coloniales artificiales. Análoga a la comprobada estrategia romana de “divide y conquista”, también heredada y puesta en práctica con tremenda eficacia por parte de los imperios colonizadores de Europa, es la estrategia de obligar culturas discordantes a convivir. Como método de control sociocultural ha sido enormemente fructífero y exitoso, asegurando en muchos casos una falta de solidaridad sustentable en cualquier movimiento ideológico de alzamiento socioeconómico o político dentro de los países afectados. La combinación, por parte de estas potencias europeas, del mercantilismo (o comercialismo), del militarismo, y en algunos casos (como por ejemplo el de España en Latinoamérica o de los EE.UU. con los afroamericanos en cautiverio) de un programa de control mental a través de la religión, sigue proporcionando – para el denominado Primer Mundo –  tremendos dividendos que en el actualidad contribuyen enormemente a una buena parte de las disparidades económicas mundiales que observamos en el capítulo anterior.
A la luz de esta última observación en este capítulo vamos a ver nuestro primero ESTUDIO DE CASO enfocado en un caso particular de la historia del colonialismo europeo: las denominadas “Guerras del Opio”. En este conflicto múltiple, Gran Bretaña desempeñó una campaña de operaciones bélicas a favor del narcotráfico imperial y en supresión de la soberanía nacional de China. Considero este caso muy importante para la actualidad por varios motivos. Primero porque el imperio británico es el padre directo e indiscutible del americano. Veremos más adelante en la serie “América Culpable” que los EE.UU. manutuvieron una clara continuidad cultural, ideológica, y étnica con respecto a la antigua madre patria británica, una continuidad que comparte con otras excolonias como Canadá, Australia, y Nueva Zelanda, y que ha permitido a la angloesfera un lugar predominante en el mundo. Podemos argumentar convincentemente que los EE.UU. adoptan muchas de las estrategias y actitudes colonizadoras, racistas, mercantilistas, militaristas e imperialistas británicas, pero impregnadas de un fervor religioso-providencial conocido como el Destino Manifiesto. Esas estrategias originales fueron después modificadas y perfeccionadas dentro de sus fronteras como consecuencia de los siglos de esclavización del africano, del genocidio del amerindio y del desahucio del amerindio y del mexicano, y fuera de sus fronteras con la explotación y subyugación del latinoamericano. Por eso mismo es tan iluminador estudiar este antecedente histórico entre Gran Bretaña como la gran superpotencia de su época, y China, un país colonizado, explotado y subyugado a consumir un veneno reconocido mundialmente como tal.
La segunda razón por la cual considero la Guerra del Opio importante y relevante está en la substancia de la contienda misma que se centra, como el nombre claramente indica, en el narcotráfico. Es decir, con las Guerras del Opio Gran Bretaña se impone militarmente contra la soberanía de China, obligando a ésta a abrir sus puertos y fronteras al comercio de una sustancia decretada ilícita por las leyes chinas y reconocida como perjudicial a la salubridad del pueblo de aquél país. Los efectos del tráfico impuesto de opio impuesto al pueblo chino fueron tan devastadores a la población y a la cultura misma que difícilmente lograría recuperarse aún siglo y medio después – si es que lo haya conseguido. Este caso resulta de tremenda actualidad hoy en día precisamente dada la campaña militarista internacional que los EE.UU. han lanzado en apariencia en contra del tráfico de sustancias ilícitas. Digo “en apariencia” puesto que, como demostraré más adelante en la serie, la “Guerra” (o las guerras por los numerosos frentes) “contra el Narcotráfico” americana no es sino las Guerras del Opio pero a la inversa. Para los ingleses los beneficios económicos de obligar a China a abrir sus fronteras a la compra de opio a cambio de plata eran obvios. Sin embargo, lo que ha pasado desapercibido por todos los historiadores del conflicto (al menos que yo conozca) es el beneficio adicional estratégico de socavar el desarrollo comercial, tecnológico, militar, etc., de un posible competidor, asegurándose Gran Bretaña de este modo que el “gigante durmiente” – como Napoleón había denominado a China – permaneciera en una coma narcotizada indefinidamente.
Para los EE.UU. los beneficios de la Guerra contra el Narcotráfico son incluso más ubicuos e insidiosos. Enmascarada como una guerra “moral” para la protección de la salubridad de su propio pueblo, la Guerra contra el Narcotráfico (junto con la Guerra contra el Terrorismo Global) tiene innumerables ventajas para el imperio americano – como les demostraré más adelante en esta serie de América Culpable – entre ellos: 1) el establecimiento de una presencia militar americana (y de inteligencia) en una lista creciente de países, muchos de ellos lugares de valor estratégico económico, por ejemplo; 2) la militarización de sus propias fuerzas policiales en pos del establecimiento de un régimen fascista-totalitario en territorio americano, levemente enmascarado como una democracia, donde las leyes selectivamente aplicadas permiten al gobierno eliminar a voces disidentes a su antojo y conveniencia; 3) la continua y garantizada venta de armamento militar; 4) la justificación de su creciente presupuesto de defensa alimentando el complejo militar-industrial (denominado así por el Presidente Eisenhower); 5) la justificación legal de un programa masivo de encarcelamiento y marginalización de minorías étnicas de color – afroamericanos y latinos – en sus fronteras; 6) la desestabilización social, política y económica de países bajo su esfera de “dominio” – el denominado “patio trasero” – de acuerdo a la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto; (7) la creación deliberada de toda una economía sumergida que mantiene a comunidades enteras – ante todo afroamericanas, latinas y latinoamericanas – en un ciclo pernicioso de delincuencia y morosidad moral a la vez que en un estado de soporte económico vital básico: lo suficiente para sobrevivir pero nunca para superar su condición, fomentando castas de color alienadas dentro de América y propiciando el tercermundismo fuera de ella.  Todos estos son algunos de las imputaciones que iremos desarrollando conforme amasamos la evidencia sobre el asunto central de esta serie: de qué es América Culpable. No son meras difamaciones, son hechos comprobables.
Tratando el tema de la ubicuidad de la influencia americana y de sus nefastas consecuencias a nivel mundial, nos adentramos plenamente en el segundo factor dominante en la formación del mundo actual: el militarismo y el mercantilismo transnacionales de la híperpotencia americana, especialmente a partir de la caída efectiva del último imperio europeo (Gran Bretaña) a mediados del siglo pasado. Los EE.UU., sobre todo a raíz de la denominada “Guerra Fría” contra el comunismo y el socialismo mundiales en general y contra la antigua Unión Soviética (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas o URRS) en particular (“guerra” que comienza con la conferencia de Yalta en febrero de 1945 y termina en agosto de 1991 con la caída de la URSS), y las actuales Guerras contra el Narcotráfico y el Terrorismo Global, tienen que comprenderse en términos de la extensión en el presente de la tradición cinco-centenaria colonizadora europea. América efectivamente, tanto con su militarismo difundido como con su mercantilismo ubicuo (actualizado en forma de empresas transnacionales) – sigue el viejo paradigma imperialista europeo, aunque eso sí, bajo el neologismo de una “híperpotencia”. Pero, a diferencia de sus predecesores, América opera en la ausencia de competidores. Efectivamente, en sus “tiempos” los portugueses, los españoles, los franceses, los británicos, los daneses, los rusos, los holandeses, los italianos, los belgas, los alemanes y hasta los suecos tuvieron que competir entre sí, sin lograr ninguno una hegemonía total. Con la caída de la Unión Soviética en a finales del siglo pasado la influencia desmedida de los EE.UU. se ha ido convirtiendo en lo más cercano a una tiranía global absoluta que el mundo ha conocido hasta la fecha.

TEMA DE DEBATE 1: Wikipedia ofrece la siguiente definición de un término que desde la caída de la Unión Soviética solamente aplica a los EE.UU.: “Una superpotencia internacional o híperpotencia, [es] un Estado con una posición de incuestionable liderazgo en el sistema internacional, y con la habilidad y los medios para tener influencia en eventos y en proyectos de poder a escala global”. Discutan en sus grupos de estudio lo siguiente: ¿Cuál es la diferencia entre una superpotencia internacional o híperpotencia y un imperio?

CAVEAT LECTOR: ¡UBÍQUENSE!
Pero precisamos enfatizar que el mayor problema no es la cultura angloamericana en sí, sino las formas en las cuales las culturas subordinadas, como por ejemplo la Latinoamericana (generalmente hablando), ha sido afectada por la misma. Recientemente hubo un artículo en la revista ‘Contrainjerencia’, publicado el 21 de abril del presente año 2013, titulado ‘La doctrina Monroe y las intervenciones de EEUU en América Latina’.[2] El artículo se dedica principalmente a hacer un adecuado resumen de las intervenciones militares de los EE.UU. en Latinoamérica a lo largo de la historia (tema imprescindible para la obra presente) pero comienza con tres párrafos de particular interés con respecto al problema de la falta de conciencia sobre el verdadero rostro de América, de su ubicua e ignominiosa influencia, y los efectos de la misma. Comencemos:
Hace décadas que en nuestro continente se dejó de recordar términos políticos como “Doctrina Monroe” y “Patio trasero de EEUU” en referencia a América Latina, como se dejó de mencionar las reiteradas intervenciones militares directas de EEUU o las indirectas conspirando y derrocando a Gobiernos o imponiendo otros.
            Hasta ahí todo bien. Coincido con el autor en que la conciencia latinoamericana ha experimentado lo que yo llamaría “una gran omisión colectiva” en cuanto a la historia larga y relativamente reciente de  reiteradas intervenciones militares directas de EEUU o las indirectas conspirando y derrocando a Gobiernos o imponiendo otros”. Prosigamos:
No se trata de un olvido o amnesia, sino la consecuencia natural de los cambios profundos logrados en muchos de nuestros países, donde Gobiernos y pueblos se han dedicado a la construcción de sus sociedades y economías tomando sus destinos en sus propias manos, abriendo un hermoso camino presente hacia el futuro de sus familias, hijos y nietos. Este trajín de edificar el futuro no era para anclarse en recordar un pasado ignominioso de las imposiciones del imperialismo norteño. [Énfasis en negrita mía.]
No sé qué irrita me más si la injusticia de la cultura angloamericana o la patética ingenuidad de la latinoamericana que se resume con la siguiente delirante, pero poética, frase: “tomando sus destinos en sus propias manos, abriendo un hermoso camino presente hacia el futuro de sus familias, hijos y nietos”. ¿Qué estaría fumando el colega cuando se inspiró a tal brinco cerebral hiperbárico? Lamentablemente el autor capta muy bien una actitud predominante en Latinoamérica, una actitud que refleja la inconciencia y falta de perspectiva que surge precisamente de los efectos de medio milenio de colonización y que contribuye a la ilusión de que mediante sus propios medios políticos puedan lograr, sin efectuar grandes y radicales transformaciones culturales, cambios sociales y económicos que los rescaten de su perpetuo estatus de tercermundismo. Es una actitud resultante de lo que Malcolm X llamaría la “mentalidad esclava”, y lo que yo denomino  “mentalidad de colonizado”:
EL COLONIZADO
26 de octubre, 2012
Al que le quede el saco que le apriete…

Lleva arrastrando a la cadena de su presente
El ancla de su pasado del que no se libera
De una historia que ignora y de mitos
Y fantasías de una gloria ancestral que añora
Pero que nunca y jamás hereda. 

Deplora la disciplina,
Desdeña la corrección,
Rechaza el aprendizaje y detesta
La llamada de atención a la falta propia
Pero con el lamento del ajeno en la garganta
Vive de queja en queja – eso sí le encanta
Y se resiente y se espanta de cualquier consejo sabio
Que incluyan un “tú mismo”, “cambia” o “levanta”
Así se planta el Colonizado.

Adora a una idea de su confianza y conveniencia
Hecho en su imagen y apática semejanza
Que nada le exige pero que todo lo perdona
Como una estatua impasible
A la aborrecible miseria humana.
Es lo que emana del mentado
De sus cuatrocientos años de arrodillado.

Condenado al patíbulo de su propia fe
Sigue orando al mismo dios sordo e inepto
Votando por el político cuan más infecto
Tocando la misma tecla en la vida
Y esperando nuevo sonido…
Indiferente al implacable pitido del tiempo que pasa.
Es la verdad rasa del Colonizado.

Despilfarrando la vida entre trancas libertinas
Pasiones vanas, arranques sin subidas,
Y demás desatinos desechables de su soberbia
Se declara “¡libre!” en su condicionada mente
Pero en su demente conformidad de necio iluso
Es recluso en una realidad que no quiere ver…
La realidad de ser… un Colonizado.

por Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra

TEMA DE DEBATE 2: ¿Cuál es el mensaje esencial del poema “El Colonizado”? (1) Individualmente transcriban la poesía en forma de ensayo captando lo que interpretan del significado de su contenido; luego dentro de sus grupos de estudio (2) discutan sus ensayos y lleguen a un consenso en cuanto a su comprensión, y (3) discutan ese significado. ¿Están de acuerdo con el autor? ¿Sí? ¿No? ¿En qué partes? ¿Por qué? Justifiquen sus respuestas.

La estrategia más efectiva empleada por cualquier régimen opresivo consiste precisamente en crear la ilusión de la libertad entre sus súbditos, en hacer invisible los bloqueos y las desviaciones forjadas a lo largo de dicho metafórico “camino” que privan a las masas colonizadas, dominadas de lograr su propósito: nada oprime más y mejor que la ignorancia que conlleva al desconocimiento de la opresión misma. Dada esa mentalidad latinoamericana tan políticamente ilusa e ingenua, no es de extrañar la siguiente reacción cuando de pronto se le cae la “capa de invisibilidad” de la fuerza colonizadora estadounidense:
Pero he aquí que el exabrupto de John Kerry, secretario del Departamento de Estado de Washington frente al Comité de Asuntos Exteriores del Capitolio, quien recordó a los congresistas que América Latina es su patio trasero, al cual hay [que] volver con vigor. La amenaza, además de la soberbia, era explícita, aún más en el contexto de la violencia desatada en la Venezuela bolivariana como consecuencia del intervencionismo de EEUU. La ola de indignación cruzó a lo largo y ancho del nuestro continente. Este punto ocupó grandes espacios mediáticos y no será el tema del suplemento. Lo serán los otros, los casi olvidados asuntos de la Doctrina Monroe, el patio trasero y las múltiples intervenciones de EEUU en nuestro continente.
Podría dedicar toda una serie de libros al respecto[3] – pero no es ese el propósito de la presente obra dividida en volúmenes, sino precisamente de inculcar en la mente del lector, primordialmente el lector hispanohablante, una visión comprensiva de la naturaleza de las fuerzas sociales, políticas, económicas, educacionales, religiosas, militares, etc., muchas originales de Europa y en el presente provenientes de los EE.UU., las cuales siguen operando en Latinoamérica – y en las comunidades afroamericanas, amerindias y latinas de los EE.UU. – precisamente para bloquear y desviar a sus pueblos de ese “hermoso camino presente hacia el futuro de sus familias, hijos y nietos”.
EE.UU. no tiene que “volver con vigor” al tratamiento de Latinoamérica como su patio trasero – nunca dejó de hacerlo, como la Iniciativa Mérida o el Plan Colombia demuestra. Consideren un artículo reciente (el 28 de septiembre del 2013) publicado en la revista “RT en español” titulado “Fuerzas Especiales de EE.UU. se adentran en Latinoamérica con la excusa de combatir el narcotráfico[4]:
EE.UU. incrementa el uso de sus fuerzas de operaciones especiales en América Latina y el Caribe abogando por las políticas de seguridad para la región, según revela un informe conjunto presentado por tres centros de investigación de EE.UU.
Según el informe elaborado por el Centro para Políticas Internacionales (CIP), el Grupo de Trabajo para Asuntos Latinoamericanos (LAWGEF) y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, EE.UU. usa cada vez más sus comandos especiales para labores de capacitación e inteligencia en el terreno suramericano.
Entre tanto, al adentrase en el terreno, además de recopilar información secreta de puntos estratégicos, los efectivos se familiarizan con las peculiaridades de cada lugar, la cultura y los oficiales clave de los países en los que podrían operar después, señala el informe.
En opinión del asesor para el Consejo sobre Asuntos Hemisféricos Francisco Acosta, este despliegue de tropas se debería al masivo regreso de militares de Afganistán e Irak que el Ejército necesita emplear de alguna manera. "Creo que habría que entender esto en el marco de la llegada de enormes contingentes de soldados de Fuerzas Armadas que estaban en Irak y en Afganistán. Muy probablemente esto tiene que ver con la idea de tener una fuerza militar ocupada", dijo en sus declaraciones a RT Acosta.
Una buena parte de esta serie ‘América Culpable’ se dedica a señalar los efectos desastrosos de realidades actuales como por ejemplo, la Guerra contra el Narcotráfico en países como México y Colombia, para resaltar la obviedad de la dominante y sofocante presencia americana en toda Latinoamérica, la cual, por mucho que nos quiera asegurar Calle 13 no “camina”, sino por los efectos actuales presentes de medio milenio de dominio colonial, directo o indirecto, es un “Pueblo de Nadie”:
PUEBLO DE NADIE
15 de noviembre, 2011

Tierra parca de sueños
Almas de esclavos
Pueblo que implora dueños
Y se vende por centavos

Tierra sin piernas ni ilusiones
Caminan arrastrados
Pueblo sin visiones
Donde se paran acostados

Tierra de pesadillas
Ni a soñar se atreve
Pueblo que nace de rodillas
Y lo mediocre promueve

Tierra de futuro ausente
Pueblo sin ídolos ni figuras
Colonizados de cuerpo y mente
Héroes sin bravuras

Tierra sin riqueza de visionarios
Pueblo de corruptos y vicarios
Exiliado de guerreros
Desterrada de sabios

Tierra de fueros
Pueblo de soberbias y apatías
Vacía de causas
Repleta de rebeldías

Tierra ignorante que rechaza enseñanza
Tierra supersticiosa y con eruditos resentida
Pueblo de infancia malcriada
De juventud desperdiciada y consentida

Tierra tan pobre que solo el dinero adquiere
Donde el que más tiene es el que vale
Pueblo sin compromiso ni disciplina
Tierra perdida, Pueblo de nadie

Por Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra

TEMA DE DEBATE 3: ¿Cuál es el mensaje esencial del poema “Pueblo de Nadie”? (1) Individualmente transcriban la poesía en forma de ensayo captando lo que interpretan del significado de su contenido; luego dentro de sus grupos de estudio (2) discutan sus ensayos y lleguen a un consenso en cuanto a su comprensión, y (3) discutan ese significado. ¿Están de acuerdo con el autor? ¿Sí? ¿No? ¿En qué partes? ¿Por qué? Justifiquen sus respuestas.

ESTUDIO DE CASO: LAS GUERRAS DEL OPIO

El siguiente pasaje sobre las Guerras del Opio es un extracto de una obra mía, “La Bitácora del Capitán Julio A. Wolf[5]. El contexto es el siguiente: El protagonista-narrador tiene doce años de edad y relata sus experiencias del año anterior viviendo en Inglaterra y estudiando en un colegio inglés. Acaba de ser víctima de una humillante eyaculación verbal racista por parte de una compañera (anglosajona) de clase, simplemente representativa del racismo general dominante en la cultura inglesa – atributo cultural que el protagonista reconoce que lo ingleses comparten con sus descendientes norteamericanos. Como “justicia retributiva” contra los ingleses el protagonista-narrador decide aprovechar el hecho de que tiene que escribir y presentar un proyecto de historia como oportunidad para pagar a los ingleses con algo de su propia moneda: humillándolos con la verdad histórica de su propia inhumanidad. Incluyo no solamente el proyecto en sí, sino también la parte del texto en el cuál el protagonista-narrador explica los eventos y sucesos que le provocan junto con sus pensamientos, emociones, y conductas resultantes. “Lizzie” es la muchacha que le humilla delante de la clase:

¡Ah sí! Volviendo al asunto de Lizzie y cómo me sentía. Pues me sentí deshonrado y con una cuenta pendiente no contra Lizzie en particular sino con todos en general, incluyendo a Mrs. Jones. Es posible que alguien pensara que soy vengativo pero yo no lo veo así. No se trata de venganza sino de justicia. A Mrs. Jones no se le ocurrió en lo más mínimo castigar a Lizzie por humillarme aunque no tengo la menor duda de que de haber sido al revés, si yo hubiera gritado: “¿Por qué tengo yo que bailar con la más fea?”, por ejemplo, que hubiera acabado en el despacho del director esperando una reunión con mis padres sobre mi tremenda falta de “conducta civil.” De hecho me acuerdo cuando más adelante Mark le dijo algo a Judith, otra muchacha americana bien desarrolladita, sobre sus frenos dentales que le hizo llorar, acabó expulsado de la clase y delante del director. Pero al igual que en Swavesey yo no contaba como ser humano hasta el punto de que mis sentimientos eran por completo invisibles, inexistentes, inconsecuentes (y cualquier otra palabra que empiece con “in” y que no resulte “inmaterial” al caso. Jejejejeje.) El racismo te reduce a una nada, a un objeto cuyo valor es desechable y provisional. Si fuera vengativo le hubiera puesto a Lizzie chicle en el pelo. Eso hubiera sido vengativo, y aunque a veces hablo de venganza en realidad no lo es, es justicia que no es lo mismo y es algo sobre lo cual he tenido ocasión de pensar mucho. La justicia busca cambiar la actitud de las personas para que aprendan a no volver a cometer la misma infracción mientras que venganza es una cosa personal, que te da una satisfacción personal. Claro que la justicia da satisfacción, pero lo que más da es un remedio a la indignación por haber sido violado como ser humano. La justicia es necesaria para que quede bien claro que lo que ocurrió no estuvo bien, no fue aceptable, estuvo mal y que así es como se entiende y no se permitirá más. El problema en las sociedades racistas es que el sistema no te da justicia contra el racismo, así que no queda más remedio que asegurártela tú.
Después del incidente con Lizzie tardé varios días en quitarme la sensación de humillación y hasta mi compañera de clase reciente, Donna, de la que estuve siempre secretamente enamorado, había notado que yo estaba apagado, pero por mucho que me preguntara el por qué no se lo iba a decir. No me acuerdo ahora de cómo llego Donna a ser mi compañera de clase pero fue maravilloso por una parte y un tormento constante por otra, pero eso ya es otra historia. Recuerdo que de pronto Mrs. Jones me llamó la atención por no haberle entregado aún el tema de mi proyecto de presentación de historia. ¡Se me había olvidado por completo! Me regañó delante de todos, como era su costumbre, diciéndome que como siempre yo era el último en escoger un tema, como era mi costumbre, y que tenía menos de dos semanas ya para la presentación y bla, bla, bla. Muchos de los alumnos, amiguitos de Grimo, tomaron la ocasión para hacer propios comentarios como, “Sí Julio, eres siempre el último”, etc. Estaba harto de todos y de pronto algo se me encendió por dentro y me vino a la mente una idea que ya estaba cociendo de alguna forma desde hace tiempo. Le dije a Mrs. Jones que me disculpara pero se me había olvidado decirle que mi tema era “La historia de Hong Kong” y que ya tenía avanzada mi investigación.
Eran dos mentiras a medias. En realidad el tema que me vino a la mente era “Las Guerras del Opio” sobre lo cual mi padre ya me había contado algo. Mi padre me había contado en varias ocasiones que China y Gran Bretaña habían tenido una guerra porque Gran Bretaña quiso forzar a China a que importara opio, una droga, que estaba destrozando la sociedad china y llenándola de adictos, y que como resultado de esa guerra fue que Gran Bretaña acabó con posesión de Hong Kong, algo tremendamente vergonzoso. Sabía que si le decía a Mrs. Jones que mi tema se trataba de “las Guerras del Opio” que muy probablemente me diría que “no era un tema apropiado” o alguna otra de esas pijadas inglesas que te soltaban cuando no tenían mayor motivo en realidad que decirte que porque no les daba la real gana. Recuerdo que de pronto Donna me dijo: “¡Alguien está de mejor humor!”  Era cierto, “alguien” estaba de mejor humor ya que ciertamente, como decía mi Yaya, “donde las dan las toman, y al buen callar le llaman Julio” o “quien ríe al último ríe dos veces.” O sea, dicho de otro modo y como dijo cierto romano, “la venganza es un plato mejor servido frío.” Durante las próximas dos semanas me convertí en “ratón de biblioteca.”  […]
TEMA DE DEBATE 4: ¿Qué es la discriminación racial? ¿En qué consiste y cuáles creen que sean sus efectos a largo plazo (a) en las comunidades y (b) en los individuos que son sometidos a la discriminación racial? Anoten sus respuestas individualmente y luego revísenlas como resultado de sus discusiones en sus respectivos grupos. ¿Existe la discriminación racial en sus comunidades? ¿Cómo se manifiesta? Conforme vayan estudiando esta serie “América Culpable”, revisen sus respuestas y vayan anotando los cambios de perspectiva que su nuevo conocimiento genera.

        Me acuerdo que esa tarde que me recogió mi madre en el colegio – cosa que yo detestaba y que mis compañeros luego se burlaban de mi por ello – fuimos directos a la biblioteca para recoger todos los libros que pudiéramos sobre lo que los ingleses muy astutamente llaman “la guerra anglo-china” en vez de la guerra del opio. Le pregunté a mi madre que por qué el cambio de nombre y me dijo que “guerras del opio” suena a lo que era: una guerra vergonzosa por una causa vil. Eso me dio una buena idea para el título.
        Me instalé en uno de los dos comedores grandes de la casa que tenía una mesa para sentar como a 10 o 12 personas y que solamente usaba yo para mis trabajos del colegio, o para los dibujos de las patentes. Era como mi oficina personal donde solamente entraba mi madre para darme de comer. Sacamos el primer día muchos libros y mi madre pidió otros. Al principio me sentía abrumado y me acordé del mismo problema que tuve unos años antes con el libro de animales que estaba escribiendo: el no saber qué hacer con tanta información. Mi padre me resolvió el problema al decirme que anotara las ideas que sacaba de los libros en tarjetas de 4 x 6 pulgadas (10 x 15 cm) y que en un lado escribiera la información y en la otra de donde venía, el título del libro y la página, así después sería cuestión simplemente de organizar las tarjetas en el orden que quisiera por si la información de las diferentes fuentes se repetía o se solapaba. Así que por fin tuve un método para hacer mi investigación. Recuerdo que lo primero que me motivaba era devolverles a los ingleses en su propia moneda y no solamente por el incidente en la clase de baile, y no solamente por muchos pequeños incidentes personales sino por cosas mayores. No parecía haber un fin a las injusticias de los ingleses sobre todo pero de los europeos en general sobre las personas de color – indios americanos, indios de la India, negros de África, chinos.  Por esas fechas por las tardes en la BBC habían puesto en la tele una serie sobre el tráfico de esclavos de África a las Américas y los millones de africanos que fueron trasportados y que murieron por el camino. Las condiciones eran atroces y a veces me acuerdo que tenía pesadillas en las cuales estaba siendo agarrado de los brazos y de las piernas por hombres blancos, encadenado y metido en el fondo oscuro de un barco negrero. Este reporte era mi forma de mostrarles quiénes eran a sí mismos, de ponerles un espejo por delante de la misma forma que Gandhi hizo y que Martin Lutero King Jr. hizo, pero claro en miniatura. Cuanto más leía, más me indignaba. A veces estaba tan furioso que tenía que salir a dar unas vueltas corriendo al redondel que era mi calle seguida de la de Reynolds. Aprendí algo muy, muy importante: que la historia es una arma y que no conocerla también lo es pero en tu contra. Cuanto más leía más empezaba a conectar y a entender del mundo. Entendí que gracias a las guerras del opio, por ejemplo, llegaron muchos de los chinos a América como siervos endeudados para trabajar en los ferrocarriles, aprendí la importancia de la tecnología a la hora de protegerte, y aprendí mejor la importancia del dinero, de la economía. Aquí voy a copiar en mi mejor letra el proyecto que presenté en clase, aunque no voy a incluir los dibujos:
TEMA DE DEBATE 5: El protagonista-narrador afirma que “la historia es un arma y que no conocerla también lo es pero en tu contra”. ¿Qué querrá decir con esto? ¿Cómo puede ser la historia “un arma”? ¿Con qué propósito logra el protagonista-narrador convertirla en tal? ¿Qué tal es su conocimiento de su historia nacional y universal? ¿Es satisfactoria? ¿Cómo se enseña la historia en su sistema de educación – la convierte en “arma” para sus ciudadanos? Comenten en sus grupos.

LA HISTORIA DE HONG KONG: COLONIA Y VERGÜENZA BRITÁNICA
INTRODUCCIÓN
La historia de Hong Kong como colonia británica, es decir, su adquisición como parte de los dominios de la corona británica fue el resultado de uno de los episodios más vergonzosos de la historia mundial, y definitivamente uno de los episodios más deshonorables de la historia del imperio británico puesto que la posesión británica de Hong Kong es un monumento viviente de su legado como el gran imperio traficante de drogas del siglo XIX y comienzos del XX.
Durante más de un siglo Gran Bretaña no solamente traficaba opio a China, sino que abusó del tremendo poder militar de su armada para obligar a los chinos a abrir sus puertos a su importación, distribución, y comercio a pesar de que el opio estaba prohibido por la ley China debido al tremendo daño que causa su adicción.
El historiador británico Thomas Arnold escribiría a su amigo W.W. Hull, el 18 de marzo de 1840, la siguiente carta:
Esta guerra con China… verdaderamente me parece tan malvada como para ser un pecado nacional de la mayor magnitud posible, y me perturba muy profundamente. ¿No hay nada que se pueda hacer por petición o de algún otro modo para despertar las mentes de los hombres a la terrible culpabilidad que estamos incurriendo? Realmente no me acuerdo, en cualquier historia, de una guerra llevada a cabo con tal combinación de injusticia y fechoría. Las guerras corrientes de conquista son para mí mucho menos malévolas que ir a la guerra para sostener un contrabando, y ese contrabando consistiendo de la introducción de una droga desmoralizadora, que el gobierno de China desea evitar, y que nosotros, por el lucro de ganancia, queremos introducir a la fuerza; y en esta pelea vamos a quemar y matar con el orgullo de nuestra presunta superioridad.”
            En 1840 un joven parlamentario conocido como William Ewart Gladstone – que luego se convertiría cuarto veces en Primer Ministro de Inglaterra – denunció el comercio del opio y la guerra que declararía Gran Bretaña contra China para protegerse él mismo, dando el siguiente discurso ante el parlamento británico en contra de la decisión de ir a la guerra contra China y en respuesta al discurso del parlamentario de la oposición Thomas Babington Macaulay, que acabaría ganando la moción por cinco votos:
Los grandes principios de la justicia están involucrados en este asunto. Serán obligados, aunque escapen de la condenación de esta moción, para mostrar la causa de su presente intención de ir a la guerra contra los chinos. Nos dieron aviso de que abandonáramos el comercio del contrabando. Cuando se dieron cuenta de que no lo haríamos, tenían el derecho de expulsarnos  de sus costas a causa de nuestra obstinación en persistir en este tráfico infame y atroz. Yo no soy competente para juzgar cuánto tiempo puede durar esta guerra, pero puedo decir, que una guerra más injusta en su origen, una guerra más calculada en su progreso para cubrir este país con la desgracia permanente, no conozco, y yo no he leído de ninguna.”
            Y en referencia al discurso de la noche anterior de Babington, que apelaba a sentimientos patrióticos para justificar el ataque contra China, Gladstone diría:
“El honorable caballero de la oposición habló anoche en términos elocuentes de agitar la bandera británica en la gloria en Cantón. Todos conocemos los efectos de exaltación que se producen cuando esa bandera ha sido desplegada en un campo de batalla.  ¿Y cómo es que la imagen de esa bandera siempre eleva el espíritu de los ingleses? Debido a que siempre se estuvo asociada con la causa de la justicia, en oposición a la opresión, con respeto de los derechos nacionales, con la empresa comercial honorable, pero ahora, bajo los auspicios del noble Lord esa  bandera se ha hecho una bandera de piratas para proteger a un tráfico infame.”
TEMA DE DEBATE 6: En el párrafo anterior el  (ex-) Primer Ministro de Inglaterra William Ewart Gladstone incluye en su discurso el siguiente comentario sobre la función de la imagen de la bandera inglesa en elevar el ánimo nacional: “¿Y cómo es que la imagen de esa bandera siempre eleva el espíritu de los ingleses? Debido a que siempre se estuvo asociada con la causa de la justicia, en oposición a la opresión, con respeto de los derechos nacionales, con la empresa comercial honorable”. ¿Qué implica el hecho de que asocie la bandera con “la empresa comercial honorable”?

Los chinos estaban familiarizados con el opio mucho antes de que los europeos comenzaran con su contrabando de mercado negro.  Comenzando en el siglo XIII, los libros medicinales chinos recomendaron el opio para la diarrea, la disentería, y otras enfermedades, pero los libros médicos también advirtieron que había que usarse con cuidado puesto que “el opio mata como un cuchillo.”
El confucionismo, la raíz de la filosofía china, condenaba fuertemente el uso de drogas como el opio como una ofensa a la devoción filial. Para el confucionismo, el cuerpo de un hombre se le era entregado por sus ancestros como un eslabón de enlace con sus descendientes. Cada pelo de su cabello y cada uña le era dado por sus padres; por lo tanto, un hombre que destruye su propio cuerpo al tomar drogas se le consideraba mostrando la mayor falta de respeto posible hacia sus padres. No hasta el siglo XVIII se encuentran indicios de fumar opio en China. 
En 1839 los fumadores de opio chinos gastaron 100 millones de taeles (1 tael = 1 onza de plata), mientras que los ingresos del gobierno chino serían solamente de 40 millones de taeles. La pérdida de plata debilitaba enormemente al gobierno chino. Lin Zixu (1785 – 1850), escribiría al Emperador: “Si seguimos permitiendo que florezca este comercio, en pocas docenas de años nos encontraremos no solamente sin solados para resistir al enemigo, sino también sin dinero para equipar al ejército.”
De 1821 a 1834, el Emperador Chino continuamente reafirmó su prohibición del opio promoviendo ocho decretos prohibiendo fumar, comerciar, o traficar el opio. En 1838 el emperador impuso la pena de muerte para traficantes chinos. En 1839, el Emperador mandó a un comisario imperial especial, Lin Zixu, para poner un fin al comercio del opio en el puerto de Cantón.  
Lin Zixu dos veces envió cartas a la Reina Victoria para buscar su intercesión. En su primera carta impresa en el London Times, pedía a los británicos que cesaran todo el comercio del opio debido a sus efectos dañinos. En su segunda carta argumentó que puesto que los británicos habían hecho ilegales el comercio y el consumo de opio en Inglaterra, que por lo tanto no deberían exportar esta sustancia adictiva para dañar a otros.
“La riqueza de China se usa para el beneficio de los bárbaros… ¿Qué derecho tienen para usar esta droga venenosa para dañar al pueblo Chino?... Déjeme preguntar, ¿Dónde está su conciencia? He oído que su país estrictamente prohíbe fumar opio… ¿Por qué permiten que sea pasado para que dañen a otros países? Imagine que hubiera personas de otro país que llevaran opio para vender en Inglaterra y sedujeran a su pueblo para comprarlo y fumarlo; sin dudas su honorable líder lo odiaría profundamente y estaría amargamente alterado…. Naturalmente no desean dar a otros lo que no quieren para sí mismos…”
A pesar de la elocuente carta de Lin Zixu, los británicos se negaron  a cesar en su comercio del opio. Como respuesta Lin Zixu amenazó con cortar todo comercio con Gran Bretaña y expulsar a todos los ciudadanos británicos de China. Esto provocó las Guerras de Opio.
Las condiciones de la Segunda Guerra del Opio fueron tan severas que China se negó a ratificarla. Como represalia, 17,500 soldados británicos y franceses, invadieron la capital China de Peking en 1859. El palacio imperial veraniego chino, que tardó 150 años en construirse, fue saqueado y quemado, en octubre de 1860. Hasta los europeos se escandalizaron por esta conducta. El autor francés, Victor Hugo, conocido sobre todo por sus obras “Les Misérables”, y El Jorobado de Notre Dame, publicaría el siguiente artículo:
“Hay un jardín asombroso en el este, conocido como el Palacio Veraniego; incluso todos los artefactos valiosos de la catedral de Notre Dame de Paris juntos no son iguales a la riqueza de este magnífico museo de arte oriental; un día, sin embargo “dos ladrones”, allanaron el museo, devastando, saqueando, y quemando, y se fueron de la mano riéndose con sus bolsas repletas de tesoros; uno de esos ladrones se llaman Francia y el otro Bretaña.”
Simplemente, y por lo tanto, la historia de Hong Kong como colonia británica es la historia de cómo los intereses comerciales del Imperio Británico redujeron a su armada a meros piratas y contrabandistas, y a la Reina Victoria a una vulgar traficante de narcóticos. Por esa razón y por lo tanto para conocer la historia de Hong Kong debemos llegar a conocer la historia de las Guerras de Opio, guerras que tuvieron lugar entre 1839 y 1864 y durante las cuales China trató en vano de proteger a sus ciudadanos de los males de esa droga mientras que Gran Bretaña luchaba para obligar su venta. Solo estudiando este acontecimiento histórico podemos comenzar a entender lo que significa Hong Kong y lo que significa su regreso para China.
TEMA DE DEBATE 7: ¿Cuál es la estrategia que emplea el protagonista-narrador contra los ingleses al recordar los antecedentes históricos de Hong-Kong? ¿En qué se asemeja esa estrategia a lo que anticipan que sea la serie “América Culpable” contra los americanos?
TEMA DE DEBATE 8: ¿Por qué, a pesar de tanta oposición interna y externa, continuo el tráfico de opio británico? ¿Qué implica esto sobre la naturaleza de las fuerzas que impulsaron su continuación?

            El opio se había usado en China durante más de 1000 años y hasta el siglo XVI se consumía tragándolo crudo. El hábito de fumar el opio parece ser resultado del hábito de fumar tabaco, lo cual comenzó a hacerse popular en los siglos XVI y XVII.  La práctica de mezclar el opio con el tabaco para fumarlo viene a ser una aportación de los taiwaneses que se extiende a los chinos que habitan la zona litoral próxima a Taiwán, o sea, en las costas orientales y sureñas de China, sobre todo en la ciudad de Guangzhou, conocida mejor como Cantón, que está cerca de la isla de Hong Kong. No hay una historia de adicción al opio en la China hasta finales del siglo XVIII y en el siglo XIX y eso es porque lo chinos no estaban fumando opio sino algo que se llama “madak.”
            Madak es un opio crudo mezclando las hojas disueltas en agua y fumada en pipa. Madak tiene como 0.2% de morfina, que es la droga activa del opio. La diferencia entre el madak y el opio puro que traficaban los ingleses es que el opio de los ingleses tiene un 10% de opio, es decir, es 50 veces más potente como droga que el madak. El opio de los ingleses era tremendamente más adictivo que el madak, reduce el ritmo cardiaco, lleva a una pérdida de peso, reduce el metabolismo y las funciones vitales. Un adicto al opio es un esclavo a la droga, la cual se convierte para él en algo tan necesario como comer y beber. Los efectos de la abstinencia al opio son severos y hasta mortales, y para el adicto el obtener una nueva cantidad se convierte en un asunto de vida o muerte. 
TEMA DE INVESTIGACIÓN  1: Investiguen la historia de coca hasta convertirse en el tráfico ilícito mundial en forma de cocaína. ¿Cuál fue el primer uso de la coca vinculado al comercio y al control social? ¿Quiénes fomentaron este uso?

La repentina disponibilidad fomentada por los ingleses al bajar el precio e inundar el mercado y la potencia adictiva de una droga, hasta entonces desconocida en China, explican la epidemia de adicción que esclaviza y paraliza a la sociedad China en la época descrita.
El opio es una droga tremendamente adictiva y sus efectos destructivos para el cuerpo y para la voluntad de las personas era muy conocido mucho antes de las Guerras del Opio. Los adictos pocas veces viven más de cinco años comenzados su adicción.
Los adictos del opio con frecuencia vendían todas sus posesiones para pagar por su opio. Un grabado en madera (véase el dibujo) de la época muestra a un hombre chino vendiendo a su esposa además de sus bienes para pagar por su hábito.
La historia de las Guerras del Opio, y por lo tanto de Hong Kong como colonia británica, comienza no en China sino en Inglaterra y no por opio precisamente sino por algo que se llama la “balanza comercial”. La balanza comercial se refiere a la diferencia entre los costos de importación y los de exportación entre dos países. Si un país exporta más al otro, se dice que tiene una balanza comercial favorable, sino es desfavorable. Toda nación trata de exportar más en valor de lo que importa y así mantener una balanza comercial favorable.
Para el 1800 más o menos, Inglaterra no podía mantener una balanza de pagos favorable con China. ¿Por qué? Porque durante el siglo XVIII – los 1700s – Gran Bretaña se había convertido en una nación de bebedores de té, y ese té se adquiría de la China.  Para 1840 se calculaba que una familia promedia en Londres gastaba un 5% de sus ingresos en la compra de té. Los impuestos de la importación y venta de té suponían un ingreso muy importante para la corona británica, aproximadamente un 12% de sus ingresos.
Los británicos habían mantenido una balanza comercial aceptable con China con la venta de algodón de la India a cambio de té. Pero los chinos empezaron a comprar algodón del interior de su país y a dejar de importar el algodón de la India.
Los británicos trataron de encontrar otros productos para exportar a la China pero no tenían nada de calidad que los chinos quisieran comprar. Entonces es cuando los británicos empezaron a aumentar la exportación ilegal de opio como contrabando producido en la colonia británica de Bengala, a pesar de que el emperador de la China había prohibido el tráfico y la importación de opio salvo por cuestiones medicinales ya que era bien reconocido que medicinalmente el opio tenía propiedades útiles.
Así fue como el imperio de Gran Bretaña se convirtió en el traficante de drogas ilegales más grande de la historia, conscientemente enriqueciéndose a costa de la miseria y la destrucción de otra raza de seres humanos. Las exportaciones ilegales de opio aumentaron enormemente y se convirtieron en una parte importante de la economía del imperio (véase la gráfica):
1700 – 200 baúles de opio (1 baúl pesa entre 60 y 65 kilos)
1770 – 1,000
1800 – 5,000
1820 – 8,000
1830 – 20,000
1838 – 40,000 baúles de opio – unas 6 millones de libras
1850 – 50,000 baúles de opio – unas 7.5 millones de libras
1853 – 80,000 baúles de opio – unas 12 millones de libras
Todo eso ANTES de que lograran forzar a China a legalizar el comercio del opio después de la Segunda Guerra del Opio en 1860. Las consecuencias para el gobierno chino eran mucho peores que estas cifras puesto que el opio era caro y era más prevalente entre ciertos sectores de la población:
1) Hombres jóvenes y de mediana edad.
2) Funcionarios públicos.
3) Soldados.
En los 1830s un funcionario chino calculó que  adictos al opio constituían entre un 10 y un 20% de los funcionarios en el sistema central; entre 10 y 20% del gobierno local; entre un 50 y 60% de los secretarios y cargos menos del gobierno local, y los que NO eran adictos entre los solados eran la excepción y no la regla.
TEMA DE DEBATE 9: Teniendo en cuenta: a) la extensa adicción al opio presente en los 1830s, b) los efecto a corto y mediano plazo (muerte) de su adicción, y c) que para 1906 se calcula que hasta un 27% de la población masculina y un 3.5% de la femenina eran adictos[6], ¿cuáles creen que fueron los efectos de la Guerras del Opio a largo plazo sobre el desarrollo socioeconómico de China? ¿Cuáles fueron los efectos políticos?
Para 1830 el opio se había convertido en la cosecha más valiosa del mundo. En 1904-5, por ejemplo, las ganancias de este comercio ilegal para la corona británica fueron de £4,069,000 libras esterlinas. ¿Quién se beneficiaba? Aparte de los ingleses, otros europeos, y los americanos, los contrabandistas y comerciantes chinos que lo importaban y lo distribuían creando un mercado interior, nacional. Era un mercado tremendamente lucrativo que contribuyó a la corrupción de oficiales, funcionarios y militares del gobierno chino a todos los niveles. 
TEMA DE INVESTIGACIÓN  2: Investiguen las ganancias monetarias para la corona británica del tráfico de opio con China. ¿A cuánto equivale la suma de £4,069,000 libras esterlinas en dólares actuales?

            La “East India Company” era la compañía inglesa con licencia de la corona para comerciar en Asia y abrieron el mercado chino creando una adicción al opio entre la población. Al principio la compañía mantuvo la distribución limitada a una pequeña cantidad para poder aumentar el precio. Por esos tiempos el consumo del opio estaba limitado a la clase adinerada china, todavía no era una droga del pópulo.
            En 1817 la corte de directores de la “East India Company” escribiría:
Es nuestro deseo no fomentar el consumo del opio, sino por lo contrario limitar su uso, o mejor dicho, abuso de la droga; y para este propósito, y por tanto para los propósitos de ganancia, hacer que el precio al público, tanto en nuestros como en los dominios extranjeros, sean lo más altos posibles… Si fuera posible prevenir el uso de la droga por completo, salvo por propósitos estrictamente medicinales, con mucho gusto lo haríamos, por compasión a la humanidad.”
Pero la avaricia puede más que la compasión. Dos años después y no obstante estas expresiones de preocupación por la humanidad, la importancia comercial de la venta del opio demostró ser más importante. En 1819, la “East India Company” empleó otra táctica para aumentar sus ganancias, comenzando a distribuir cantidades masivas de opio a bajísimo precio – e incluso ofreciendo cantidades como muestras gratuitas para que los contrabandistas chinos distribuyeran entre los campesinos  – inundando el mercado temporalmente para que su producto estuviera disponible para las masas y creando un mercado enorme de adictos a su producto.
            En 1830 el gobernador general de la India escribiría: “Estamos tomando medidas para extender el cultivo de la amapola con vista a un aumento grande de abastecimiento de opio”. El gobierno británico tenia enormes intereses en no solamente mantener sino aumentar la cantidad de opio vendido en la China. La plata ganada por la venta del opio no solamente ayudaba a pagar por el té comprado a la China sino que causaría para China una muy desfavorable balanza de comercio.
            En 1833 el monopolio de la East India Company fue eliminado y nuevos comerciantes entraron al mercado chino del opio. La balanza de comercio entre Gran Bretaña y China cambió aún más y con ello la dirección del flujo de plata. Para los 1830s China gastaría 34 millones de dólares de plata mexicanos (que era la moneda internacional de la época) para comprar opio.
            Además de aumentar el abastecimiento los británicos hicieron todo lo posible para aumentar el comercio del opio. Sobornaron a oficiales chinos, ayudaron organizar a los contrabandistas chinos en sus operaciones ilegales para que pudieran distribuir opio al interior del país, y distribuyeron muestras gratuitas, como mencioné antes, para crear un mercado de adictos.
            Mientras que un oficial chino próspero podría pagar una adicción, un trabajador chino se gastaría 2/3 partes de sus ingresos en opio, olvidando, ignorando, y abandonando a su familia para hacerlo. De ahí que el costo a la sociedad china fuera enorme. La droga debilitaba a un gran porcentaje de la población y algunos calcularon que un 10% de la población china usaba opio con regularidad para finales del siglo XIX.
El gobierno chino debatió sobre legalizarlo a través de un monopolio gubernamental como el de la sal, pero dado al daño a la sociedad debido a los peligros de la adicción, en 1838 el emperador decidió mandar a unos de sus oficiales más hábiles y confiables: Lin Zixu, conocido también como Lin “Cielo Azul” por su claridad y entereza profesional, para ir a Cantón y hacer todo lo posible para poner un fin al tráfico.
            Lin inmediatamente hizo dos cosas:
1) Reunió a todos los adictos y los sometió a un tratamiento forzoso, acabando con su adicción; y
2) Castigó fuertemente a todos los traficantes que no cesasen en sus operaciones, incluso con estrangulaciones públicas.
El tercer objetivo de Lin era mucho más problemático ya que consistía en confiscar todos los almacenes y reservas de opio de los comerciantes extranjeros y obligarles a que firmaran promesas de nunca más tratar en opio y de aceptar ser castigados de acuerdo a las leyes chinas de ser encontrados violando ese edicto. Esto último llevó a la primera guerra del opio de 1839 a 1842.
La primera guerra del opio comenzó entonces en 1839 cuando Lin enfrentó  a barcos extranjeros, la mayoría ingleses, y les obligó a que entregaran su cargamento ilegal de opio. El capitán Elliot, superintendente de la flota británica le pidió al gobernador de la India que le prestara todos los barcos posibles. El gobernador general los envió a Hong Kong, una isla que servía de centro comercial desde donde la flota británica protegía a los barcos de los contrabandistas y de los traficantes de opio de las patrullas de la armada China.
Los barcos de la armada británica destruyeron los juncos de la armada china por docenas. Entre 1840 y 1841 las fuerzas navales británicas destruyeron toda la resistencia militar china y al igual atacaron y destruyeron ciudades chinas de las costas del Pacifico y de las riberas interiores. Usando lanchas cañoneras a vapor, la Royal British Navy y sus marines navegando corriente-arriba por los ríos principales chinos y atacaron las principales ciudades chinas como Chusan. Sobre el saqueo británico de Chusan en 1840, la India Gazette, un periódico británico escribiría:
Un pillaje más completo no podría ser concebido. Toda casa fue allanada, todo cajón y toda casa fue vaciada, las calles repletas de fragmentos de muebles, pinturas, mesas, sillas, granos de todo tipo – y todo completado por los cuerpos muertos o vivos de aquellos que no pudieron abandonar la ciudad por las heridas recibidas por nuestros cañones… El saqueo terminó solamente cuando no quedaba nada más para robar o destruir.”   
            El resultado de las Guerras del Opio fue desastroso para China. Para el verano de 1842, la armada británica, victoriosa en su campaña de ataque, pillaje y saqueo, estaba preparando para bombardear la vieja capital china de Nanjing. Para evitar una devastación similar a la sucedida en ciudades anteriores, el emperador chino no tuvo más remedio que aceptar las demandas de los británicos y firmar un acuerdo de paz.
            Este acuerdo, llamado el Tratado de Nanjing, fue el primero de una serie de “tratados desiguales” que abrieron a China al oeste y que marcaron el principio de la explotación del país por poderes extranjeros. El Tratado daba derechos extraordinarios a los ciudadanos y a las empresas británicas y de hecho privaba al gobierno chino del derecho de soberanía sobre su propio país.
            El Tratado de Nanjing que se firmó el 29 de agosto de 1842 en un buque de guerra británico anclado en la boca del río Yangtze, junto con un suplemento que se firmaría en 1843, incluía las siguientes cláusulas: 
1) La isla de Hong Kong se cedería a Gran Bretaña en perpetuidad.
2) China tendría que pagar una indemnización de 21 millones de dólares de plata para pagar por el opio confiscado y por los costos de la guerra.
3) Cinco puertos se abrirían a comercio y residencia extranjera: Cantón, Amoy, Foochow, Shanghai, y Ningbo.
4) Pérdida de la autonomía de China para regular sus tarifas sobre importaciones.
5) Derechos de “extraterritorialidad” para todos los extranjeros en China, es decir, inmunidad a las leyes chinas.
6) Se le concede el estatus de “nación más favorecida” a Gran Bretaña, es decir, cualquier beneficio por tratado que tuviera China con cualquier país aplicaría también a Gran Bretaña como “nación más favorecida”. En 1844 EE.UU. y Francia extrajeron concesiones similares al gobierno chino, y el escenario estaba listo para lo que un oficial chino describiría como China siendo repartida como “una sandía” por las potencias extranjeras.
            Curiosamente no hay mención en absoluto del opio en este primer tratado, pero las condiciones impuestas facilitaban sin lugar a dudas el contrabando de la sustancia adictiva.
Antes de los 1830s había un solo puerto abierto a los mercaderes occidentales, Cantón (Guangzhou) y solamente una mercancía que los chinos aceptarían para comerciar: la plata. Los comerciantes británicos y americanos, ansiosos de romper lo que percibían como un desequilibrio comercial, se propusieron a importar el único producto que podrían obligar a los chinos a importar: el opio.
            Antes de 1828, grandes cantidades de monedas españolas de plata, el carolus, fluían dentro de china como pago a las comodidades exóticas que los europeos deseaban; por lo contrario, en la década de los 1830s, a pesar del decreto que prohibía la exportación de oro amarillo y plata blanca, solamente se importaron aproximadamente $7.3 millones en plata, mientras que se calcula que se exportaron más de $26.5 millones de plata en moneda, de $25.5 millones en sycee (monedas de plata chinas), y más de $3.5 millones en oro – y todo en la compra de opio.

DOS GUERRAS DEL OPIO
            Hubo dos Guerras del Opio, la primera durando desde 1839 a 1842 enfrentaría a China contra Gran Bretaña, y la segunda, de 1859 a 1860, que enfrentaría a China contra la fuerzas combinadas de Gran Bretaña y Francia. En ambas China se mostró incapaz de defenderse contra la superioridad tecnológica de las fuerzas militares de las potencias europeas.
La Primera Guerra del Opio:
            Los comerciantes británicos del opio en Cantón estaban furiosos por las medidas de Lin Zixu contra el tráfico de opio. Buques de guerra y naves cañoneras británicas fueron reunidos en el puerto de Cantón durante el próximo verano. Las hostilidades comenzaron el 28 de junio de 1840, cuando dos buques británicos bombardearon Amoy y Tinghai (una isla cerca de Shanghai). El tratado finalizando la Primera Guerra del Opio fue firmado en agosto de 1842.
            Lin Zixu se convirtió en el chivo expiatorio de la catástrofe y fue culpado porque supuestamente sus políticas radicales ocasionaron el desastre para China incurriendo la ira de los extranjeros. Lin Zixu fue exiliado, deportado en cadenas a Xin Jiang, un puesto en el noroeste de la China, y todas sus propiedades fueron confiscadas. No obstante el trato de Lin Zixu, la ira de los británicos no fue aplacada sino que tomaron ventaja de la debilidad de los chinos obligándoles a firmar el Tratado de Nanjing el 19 de agosto de 1842, y el tratado complementario conocido como el Tratado de Bague, en 1843.
            Los EE.UU. y Francia pronto se quejaron de que el Tratado de Nanjing daba a Gran Bretaña demasiado control sobre el comercio en China y el Occidente, y exigieron privilegios similares. No queriendo arriesgar otra guerra contra una potencial occidental, China firmó otros dos tratados crueles y degradantes: el Tratado de Wangshia con los EE.UU., el 3 de julio de 1844, y el Tratado de Whampoa con Francia el 24 de octubre de 1844.
Irónicamente ninguno de los tratados que resultaron de la Primera Guerra del Opio menciona el opio.  
La Segunda Guerra del Opio:
            En octubre de 1856, los británicos acusaron a China de violar la provisión de extraterritorialidad del Tratado de Bogue cuando unos oficiales chinos registraron el “Arrow”, un barco de origen chino registrado como británico y sospechoso de piratería. Gran Bretaña lanzó la Segunda Guerra del Opio para expandir las provisiones de los tratados de la Primera Guerra. Los franceses se unieron a la causa inglesa con el pretexto del asesinato de un misionero católico en territorio chino.
            Derrotada por la alianza anglo-francesa, China fue obligada a aceptar el reprensible y vergonzoso Tratado de Tientsin el 28 de junio de 1858. Este tratado oficialmente legalizaba el comercio del opio en China; también obligaba a China a abrir diez puertos más al comercio extranjero, permitir legados extranjeros en Peking, abrir el río Yangtzé a comerciantes extranjeros, permitir misioneros cristianos operar en China, y exigía que China pagara  6 millones de taeles de plata para indemnizar a los victoriosos (4 millones para Gran Bretaña y 2 para Francia).
            Puesto que el acuerdo era tan severo, los chinos se negaron a ratificarlo y fue entonces que los 17,500 soldados británicos y franceses saquearon Peking incluyendo el Palacio Veraniego Imperial. Después de la destrucción de su capital, China fue obligada a firmar el “Tratado de Peking” en 1860. Bajo este tratado suplementario al anterior Tratado de Tientsin, China tuvo que, además de acatar los dictámenes del tratado anterior, ahora ceder Kowloon a los británicos, y permitir que misioneros cristianos compraran tierras y construyeran iglesias libremente en China. Hasta Rusia, que no había participado en las hostilidades, exigió parte del botín; y los chinos se vieron obligados a ceder parte de sus tierras norteñas a Rusia incluyendo la ciudad de Vladivostok.   
            China quedó devastada por las Guerras del Opio, tanto por los efectos directos de los conflictos militares, como por los efectos sobre su economía, como por la creciente oleada de adicción a la droga, como por la corrupción moral de sus oficiales. En todos los sentidos posibles China fue desestabilizada por la avaricia de las potencias europeas.  Hubo rebeliones,  y alzamientos populares como el del “Lotus Blanco” o la “Rebelión de los Boxers” en el verano del 1900.
TEMA DE INVESTIGACIÓN  2: Vean el filme “Gandhi” (1982) con Ben Kingsley; analicen las actitudes acciones generales del imperio británico en Suráfrica y en la India a la luz de este ESTUDIO DE CASO sobre Las Guerras del Opio. Investiguen independiente la masacre de Amritsar de 13 April 1919 (conocida también como la masacre de Jallianwala Bagh y comenten sobre la brutalidad de los métodos de control empleados por los ingleses para asegurar sus intereses imperiales.
EFECTO DE LA CESIÓN DE HONG KONG Y DE LAS GUERRAS DEL OPIO EN CHINA
            Desde el punto de China, el gran acontecimiento histórico de su historia moderna no fue tanto las guerras del opio, sino el cambio radical de fortuna que sufren con respecto a la Europa occidental. La dinastía de los Qin, fundada cuando Europa aún estaba en su época medieval había sido rica y poderosa y ahora de pronto, caída y humillada. La historia de China desde las guerras del opio ha sido un intento por parte de China de recuperar su anterior poderío y riqueza en el mundo.
Hasta las Guerras del Opio la mayoría de los chinos creían que el cielo era redondo y que producía una proyección circular sobre una Tierra cuadrada y aplanada. Ésta proyección circular sobre la tierra era China. Fuera del círculo, otros países constituían las esquinas de esa tierra cuadrada mientras que las gentes que vivían en esos países extranjeros de la periferia se llamaban “bárbaros”. Así que China era el “Reino Medio Celestial”.
Habiendo ascendido a las alturas de una gran civilización, creyéndose el centro celestial del mundo – el Reino Medio – con nada que aprender de los extranjeros, China entró en un aislamiento autoimpuesto. Éste falso sentido de la superioridad fue destrozada por las Guerras del Opio del siglo XIX. Estas guerras expusieron las débiles estructuras sociales, económicas, y políticas de China. La humillación ocasionada al perder las Guerras del Opio obligó a China a aprender del oeste. Subsecuentemente, China ha pasado de una económica campesina a una breve experiencia con el capitalismo en el siglo XIX a un comunismo político y económico hasta la presente fecha.
            Las guerras del opio causaron también una revolución en las relaciones exteriores de China. ¿Qué son relaciones exteriores? Son las relaciones entre países soberanos. Esta es una teoría europea, pero no es una teoría propia de los imperios chinos. La realidad de los Qin era lidiar con diferentes países extranjeros de formas diferentes; por ejemplo con los mongoles, conquistándoles. No hubo un ministerio de asuntos exteriores en China hasta el 1900.
            Hay una tremenda ignorancia por parte del imperio chino, del emperador Qin, con respecto a los adelantos tecnológicos del mundo exterior como resultado de su sinocentrismo,  el etnocentrismo chino que por tradición ponía a China al centro del mundo y superior a los demás. Claro está que durante el siglo XVII y principios del XIX China estaba muy convencida de la importancia para el mundo occidental de sus productos, sobre todo del té.
            Para los 1770s la familia más humilde de Inglaterra pagaba entre 5 y 10% de sus ingresos en té, y los impuestos sobre el té que venía de China a la India a través de la East India Company suponían un 1/6 (12%) de los ingresos de la corona británica.
            A pesar de que hay quienes digan que de no haber sido por el opio tarde o temprano hubiera habido otro punto de provocación bélico entre el occidente y China porque China simplemente no quería entrar en un libre comercio con las naciones occidentales, lo cierto es que hay muy buenos motivos para concentrarnos en la función que desempeña el opio en estas guerras que ciertamente justifica llamarlas “las guerras” o “la guerra” del opio y no la “guerra anglo-china” como la conocen los ingleses.
Inicialmente exportada a China por la East India Company y luego a través de otras empresas intermediarias como la Jardine-Mattheson y la Russel & Company de los EE.UU.,  tremendas fortunas fueron creadas a expensas de la miseria de los chinos.

CONCLUSIÓN:
Las Guerras del Opio demuestran históricamente que la moralidad de la Corona británica ha sido muy motivada por la ganancia económica a costa de la miseria de otros países. A pesar de que algunas personas se manifestaron en contra del contrabando del opio de las guerras en su protección dos cosas prevalecieron: la avaricia de la corona y la indiferencia de las masas que a mi modo de ver es solamente un reflejo del racismo que hasta hoy en día se manifiesta en las formas de referirse a otras razas: wogs, niggers, sambos, chinks, towel heads, coolies, etc. Las Guerras del Opio demuestran que el Imperio Británico, del cual los ingleses son tan orgullosos, parece ser fundamentado en esos dos principios: la avaricia de unos pocos que se enriquecen de la explotación inhumana de personas de otras razas, y el racismo del pueblo inglés, que lo permite. Al final de cuentas, la supuesta grandeza del Imperio Británico se reduce a dos principios: la avaricia y el racismo.
EL FIN.
TEMA DE INVESTIGACIÓN  3: El estado de debilidad e inestabilidad socioeconómica prevalecientes en China durante los siglos XIX hasta principios de los XX ha sido un tema contextual para numerosas películas de artes marciales. A la luz de lo anterior, vean el filme “El Duelo” con Jet Li (holgadamente basada en la vida del personaje histórico Huo Yuanjia) y consideren la perspectiva internacional que se tiene del chino como el “hombre débil de Asia” sobre la psicología del protagonista. ¿Cómo afectaría esta imagen de debilidad la autoestima de la mayoría de los chinos?
Recuerdo lo nervioso que estaba cuando por fin me llamó Mrs. Jones al frente de la clase para leer mi proyecto que se había convertido en 38 páginas escritas, porque nuestros cuadernos de historia se hacían con unas cuartillas tamaño de media página. No estaba nervioso por tener que hablar delante de todos sino porque temía que no pudiera llegar a mi conclusión. Antes de subir delante de la clase mi compañera de entonces (ya me había cambiado Mrs. Jones de sentarme con Donna porque siempre estábamos hablando en clase), una pelirroja fastidiosa llamada Sharon, que siempre me decía lo bonitos que eran mis ojos y pestañas, se puso a leer mi proyecto y anotarme correcciones en la ortografía. Cuando llegó a lo de la reina como traficante de drogas quería tachármelo con su pluma y empezamos a forcejear ahí en plena clase y Mrs. Jones nos llamó la atención diciendo que otra interrupción así a nuestro compañero que estaba presentando y acabaríamos ambos en el pasillo delante de la oficina del director y recibiríamos un cero por el proyecto. Pero cuando Sharon llegó a la conclusión me escribió en un papelito que no podía decir eso que todos me odiarían. Yo le respondí en el mismo papelito: “¿Cómo sabría yo la diferencia?”, pero su comentario confirmó lo que ya sabía y me puso bastante nervioso.
Por fin llegó mi “momento estrella”. Cargué conmigo todos los libros que había usado como referencia y tenía las páginas marcadas con papelitos metidos de donde había sacado la información, que era lo que se nos había pedido. Puse más de siete libros en el escritorio de Mrs. Jones. Puse las cuatro o cinco gráficas y dibujos que había hecho también. Había practicado tantas veces la lectura yo solo imaginándome este momento y también para mi madre que casi me lo sabía de memoria. El corazón me palpitaba fuertemente y desde la primera crítica a la corona esperaba que me echara Mrs. Jones de clase, así que ni le mire la cara, solamente me puse a leer y a controlar mi respiración y mi ritmo. No nos habían dado un tiempo preciso pero de todos modos estaba seguro de que mi presentación era mucho más larga que la de cualquiera. Esperaba que en cualquier momento me interrumpieran, me abuchearan, hasta que me echaran de la clase, pero no sucedió nada. Me metí tanto en la lectura que no levanté la cara y perdí la percepción de mi entorno completamente. Cuando llegué a mi conclusión pausé, el corazón me bombardeaba en el pecho y sentí que iba a desmayarme. Tenía muy presente lo que Sharon me había dicho, tomé una respiración bien profunda y continué, lo leí todo.
Durante unos largos instantes nadie dijo nada. Miré a mis compañeros de clase de uno en uno y todos compartían una misma expresión vacía. De pronto oí a Mrs. Jones decir: “¿Hay alguna pregunta?”. Nadie dijo nada. Después se dirigió a mí y me dijo: “En el futuro asegúrate de que tu proyecto se adhiera más al título. Gracias”, y la sonrisa de plástico.
Fuente: “La Bitácora del Capitán Julio A. Wolf”, por Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra

TEMA DE DEBATE 10: ¿Cuáles fueron las condiciones culturales y tecnológicas prevalentes en China para que Gran Bretaña, y otras potencias extranjeras, pudieran imponer su voluntad sobre la soberanía China? Discutan en sus grupos.
TEMA DE DEBATE 11: ¿Qué opinan sobre la naturaleza de las operaciones del imperio británico en el contrabando y en las Guerras del Opio? ¿Creen que hubieran hecho lo mismo contra una población blanca? Discutan en sus grupos.
TEMA DE DEBATE 12: Revisen las estadísticas en el capítulo anterior en cuanto a la paridad de poder de adquisición per cápita de la China. ¿Tendrá algo que ver la relativa pobreza de China con las circunstancias que favorecieron y en las que se propiciaron las Guerras del Opio? Discutan en sus grupos.
TEMA DE DEBATE 13: Hagan una lista de los atributos propios de un imperio militarista-mercantil en base a lo que las Guerras del Opio nos enseñan por una parte, y por otra hagan una lista de las condiciones culturales, sociales, tecnológicas, religiosas, etc., existentes en un país que sean propicias para la explotación como colonia de un imperio militarista-mercantil. Discutan en sus grupos.
TEMA DE DEBATE 14: Comparen la paridad de poder de adquisición per cápita de Hong Kong, colonia británica recientemente devuelta a China, con la de China. ¿Cómo podemos explicar la tremenda diferencia? ¿Tendrá algo que ver con que Hong Kong fue una próspera colonia británica cuya cultura, sociedad y economía se benefició de esta influencia? Discutan en sus grupos.


            En este ESTUDIO DE CASO sobre las Guerras del Opio vemos como un imperio integra el uso de sus fuerzas militares para fomentar sus operaciones comerciales para su obvio beneficio económico – sin consideraciones por el daño “colateral” que esto pueda causar a otros partidos; podemos apreciar además los efectos devastadores que esto puede ocasionar en la población sometida y explotada – efectos que pueden determinar el futuro histórico del país. Las estrategias militares y comerciales, las motivaciones económicas, los efectos culturales de las Guerras del Opio son paradigmáticos (un modelo representativo) para comprender la naturaleza de la colonización a la cual se vieron sometidos casi todos los pueblos no-europeos a lo largo de los últimos siglos comenzando con lo que se conoce como la “era de los descubrimientos” que las naciones europeas inician a principios del siglo XV.

En otro ESTUDIO DE CASO veremos cómo los EE.UU., en un proceso histórico paralelo al de Gran Bretaña con China, obliga militarmente a Japón, contra su voluntad, a abrir sus puertos al comercio internacional. Vemos la historia de este incidente descrita por parte de la biblioteca del departamento de la armada naval americana (The Navy Department Library):

En la segunda mitad del siglo XIX, Japón fue en gran parte una sociedad cerrada, resistente a contactos diplomáticos y comerciales con el extranjero. Los intentos de los Estados Unidos y otras naciones de establecer relaciones formales con Japón fueron rechazados varias veces. En respuesta a esta situación, en marzo de 1852, el presidente Millard Fillmore ordenó a Matthew C. Perry comandar el escuadrón de la Marina de EE.UU. de las Indias Orientales y establecer relaciones diplomáticas con Japón. Perry inicialmente entregó la solicitud del Presidente Fillmore de un tratado a un representante del emperador de Japón en julio de 1853. Perry volvió con una fuerza más grande en 1854, llegando a la bahía de Edo (Tokio), y obtuvo la firma de las autoridades japonesas el Tratado de Kanagawa el 31 de marzo 1854. Como resultado de este tratado de amistad permanente un cónsul EE.UU. estaba destinado en Shimoda, a los buques estadounidenses se les permitió el acceso a los puertos de Shimoda y Hakodate para obtener provisiones y marineros náufragos de buques estadounidenses recibieron la asistencia de las autoridades japonesas. Este tratado condujo a comercio importante entre Estados Unidos y Japón, contribuyó a la apertura de Japón a otros países occidentales, y en última instancia, dio lugar a la modernización del estado japonés. [7]

            Lo que el pasaje anterior no deja claro es el logrado propósito de intimidación por parte del almirante Perry con su flota de barcos a vapor y cañones apuntando al Edo. Los japoneses, dándose cuenta de que no estaban en condiciones de lidiar una guerra exitosamente contra los EE.UU. optaron por abrir sus mercados al comercio internacional pero a la vez modernizando su cultura en el transcurso. En la diferencia sociocultural entre el Japón y la China del siglo XIX vemos una buena parte del resultado de ambos países en el siglo XXI.  El denominado “milagro japonés” es a su vez paradigmático de una estrategia exitosa contra la colonización depredadora de las potencias europeas.


[2] http://www.contrainjerencia.com/?p=66010. Accedido el 20/9/2013. 
[3] De hecho están en producción bajo el título ‘Lo que hay que hacer’ y ‘Lo que tiene que suceder’. He aquí una pequeña muestra a modo de introducción a la serie: http://boletindeanalisishispanista.blogspot.mx/2012/10/lo-que-hay-que-hacer-edicion-final-el-9.html
[5] Fuente: “La Bitácora del Capitán Julio A. Wolf”, por Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra

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